La coyuntura actual se caracteriza por un giro a la derecha en la situación política internacional, ante la cual se impone un clima reaccionario y conservador. Por este motivo, son constantes los ataques contra los derechos de la clase trabajadora, las mujeres y la población LGBTI, es decir, los gobiernos aplican el ajuste, recargan la crisis económica sobre la clase trabajadora y amenazan los derechos democráticos.
Estos ataques reaccionarios producen polarización, pero no se quedan sin respuesta, por el contrario, generan luchas de sectores explotados y oprimidos, en Estados Unidos con la huelga docente en Los Ángeles, en Argentina contra el tarifazo y el ajuste de Macri, en Brasil con el movimiento #Elenão contra Bolsonaro, en Costa Rica contra el combo fiscal, en Francia los chalecos amarillos contra Macron.
La elección de Jair Bolsonaro en Brasil refleja este giro reaccionario con el cual resulta electo un gobierno anti-democrático que ataca los derechos de las mujeres ya adquiridos y obstaculiza nuevas conquistas. Por ejemplo, Bolsonaro avala la brecha salarial entre hombres y mujeres, en un país donde estas ganan alrededor de 25% menos que los hombres y las mujeres negras incluso 60% menos. También, reproduce la cultura de la violación mientras ocurren 135 violaciones diarias y en lo que va del año se registran más de 100 casos de femicidios. Aunado a la anterior, se opone al derecho al aborto y quiere restringirlo aún más para eliminar este derecho en caso de violación y en riesgo de vida para las mujeres.
Esta victoria de la extrema derecha machista amenaza a la clase trabajadora, las mujeres y la población LGBT+. Así, tras la elección, las agresiones y muertes a causa de la homolesbobitransfobia se dispararon, razón por la cual, Jean Wyllys del PSOL (diputado de izquierda y gay) debió exiliarse ante las amenazas de muerte. Los ataques a la clase trabajadora tampoco se hicieron esperar, el primer día de su asunción, Bolsonaro anunció el decreto que disminuye el salario mínimo previsto para este año. Asimismo, las mujeres brasileñas son amenazadas con la flexibilización del porte de armas y la reforma de la previsión, proyectos que afectarán directamente a las mujeres trabajadoras. Además, en su alianza con sectores evangélicos para atacar los derechos de las mujeres, designó como Ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos a Damares Alves, quien es una pastora evangélica, militante contra el aborto y la educación sexual.
Otro ejemplo del giro reaccionario y misógino es el avance de Vox en Andalucía. De todas las condiciones que podía haber puesto para apoyar la investidura de un presidente del PP fue la supresión de las políticas de género porque pretende ocultar la violencia patriarcal entre las otras violencias del ámbito doméstico para despojarla de su carácter estructural, cuando lo primordial no es el escenario, sino la causa, es decir, el patriarcado. En respuesta a las provocaciones misóginas de Vox, hubo multitudinarias movilizaciones de mujeres en Andalucía y en otras ciudades.
En el caso de Centroamérica, también se ha dado un giro a la derecha con gobiernos reaccionarios y conservadores. En Honduras impera una dictadura por parte de Juan Orlando Hernández con la persecución y asesinato de ambientalistas contra el capital transnacional. Por otro lado, el reciente triunfo de la derecha en El Salvador con Bukele (quien mantiene una denuncia por violencia de género) se posicionan más políticas neoliberales y conservadoras en ataque principalmente de los derechos de las mujeres. En Costa Rica, el gobierno de Alvarado se ha caracterizado por implementar políticas en contra de la clase trabajadora, como la reforma fiscal en función de los intereses de la burguesía y sectores empresariales, además, se cuenta con una Asamblea Legislativa tomada por el conservadurismo fundamentalista, quienes han sido los principales opositores de los derechos de las mujeres y población LGBT+. Y por último, en Nicaragua, la dictadura de Ortega-Murilo ha desatado una escala de represión brutal que ha tenido como saldo una gran cantidad de presas y presos políticos.
El conjunto de gobiernos reaccionarios tiene en común su embestida contra la clase trabajadora, las mujeres y la población LGBT+. Ante lo cual, el movimiento de mujeres se organiza y pasa a la ofensiva en una guerra abierta, como hemos visto con Trump en Estados Unidos, con Bolsonaro en Brasil, con Macri en Argentina y ahora con Vox en España.
Por este motivo, para desacreditar al movimiento de mujeres, los reaccionarios y machistas necesitan descalificarlo, por eso arremeten contra la “ideología de género”, un término acuñado por el Vaticano y adoptado por la extrema derecha. Así, la Iglesia Católica (a través del Papa) provoca al movimiento de mujeres, por ejemplo, recientemente Bergoglio enunció que “todo feminismo es un machismo con falda”, a propósito de las críticas a la Iglesia por la complicidad con los pederastas. Si la Iglesia y el Papa dan este tipo de declaraciones es porque la fuerza de la lucha feminista es indudable y se revela a la opresión de las mujeres que históricamente la Iglesia ha reproducido junto a otras instituciones que sostienen al sistema patriarcal.
En esta coyuntura, el movimiento de mujeres está a la ofensiva, en ascenso y a la vanguardia de las luchas con cada vez más participación de jóvenes, esto se puede percibir a través de la lucha feminista en América Latina y el mundo entero. Algunas de estas peleas significativas son: la enorme y heroica lucha por el aborto legal en Argentina, la lucha de las chilenas contra el acoso sexual en las universidades, las 5 millones de mujeres de India que realizaron una cadena humana de 620 kilómetros en Kerala para exigir sus derechos.
El movimiento feminista en Argentina destacó mundialmente por la lucha histórica para exigir el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito. En el último período ha dado épicas batallas, como las vigilias del 13J y el 8A, donde posicionaron la tradición de lucha para conquistar los derechos de las mujeres. Es así como la fuerza de las mujeres es imparable porque se construye en las calles, en los lugares de estudio y de trabajo, es la fuerza de un movimiento que hace temblar la tierra, un movimiento que puede también avanzar en la lucha contra el capitalismo y el patriarcado.
Desde Las Rojas nos posicionamos como feministas socialistas, es decir, consideramos necesario que el movimiento de mujeres adopte también un carácter anticapitalista para luchar contra el sistema económico que nos explota y condena a la miseria. Nuestra propuesta para la organización de las mujeres consiste en construir un movimiento que luche en las calles junto a la clase trabajadora contra el capitalismo patriarcal, por un mundo sin opresión ni explotación.
Por eso, la pelea por el derecho al aborto es estratégica, no solo es por la libertad de decidir sobre nuestro cuerpo, sino por la capacidad de organización y movilización que despliega para ganar un apoyo social nunca antes visto, para luchar contra las instituciones religiosas que oprimen a las mujeres y LGBT+, contra los gobiernos que utilizan nuestros derechos como moneda de cambio. Por eso, es necesario seguir peleando en Argentina y todo el mundo por el derecho a decidir de las mujeres y personas gestantes, depositando confianza únicamente en nuestra propia fuerza para que la marea verde triunfe y se expanda por América Latina y el mundo entero. Además, esta batalla une al conjunto de las y los de abajo, con la capacidad de derrotar políticamente al gobierno de Macri, en el caso de Argentina, así como a la Iglesia y a los reaccionarios. Por lo tanto, la gran lección que se desprende del ejemplar movimiento de mujeres en Argentina radica en la organización y movilización, ambas claves para avanzar en las luchas y conquistas de sectores explotados y oprimidos.
En este contexto de ofensiva reaccionaria y de fortalecimiento en las luchas de mujeres tendrá lugar el tercer Paro Internacional de Mujeres del próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, oportunidad para salir a luchar y pararle la mano a los gobiernos reaccionarios, a los agresores y a los conservadores, para detener las políticas de ajustes que condenan a las mujeres a más violencia estructural, además, para exigir que la Iglesia y el Estado sean asuntos separados, así como el derecho a decidir de las mujeres y cuerpos gestantes.
Las mujeres del mundo irrumpiremos en las calles para que se escuchen nuestras demandas porque en la lucha contra esta oleada reaccionaria y conservadora requerimos organización, movilización y unidad con sectores explotados y oprimidos. Es crucial seguir fortaleciendo este movimiento de mujeres que se está levantando en el mundo entero, así como crear lazos con la clase trabajadora y la población LGBT+ para enfrentar unificadamente los ataques de los gobiernos y avanzar en nuestros derechos.
¡Súmate con Las Rojas este #8M a esta jornada internacional de lucha contra los Trump, los Bolsonaro, los Vox y sus campañas de odio contra la comunidad LGBT+, por el aborto legal y los derechos de las mujeres, travestis y trans en todo el mundo! ¡Por un movimiento feminista anticapitalista, desde las, los y les de abajo!
¡Contra el ajuste de los gobiernos reaccionarios y misóginos! ¡No más violencia estructural contra las mujeres!
¡Basta de ataques a la comunidad LGBT+! ¡No más muertes por homoblesbobitransfobia! ¡Todos los derechos para todas las personas!
¡Por el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito! ¡Educación sexual laica, científica y feminista ya! ¡No a los embarazos subrogados!
¡Ni Una Menos! ¡Vivas nos queremos! ¡Basta de violencia contra las mujeres, no más acoso sexual ni femicidios!
¡Por la separación entre Estado e Iglesia! ¡Fuera los curas y pastores de la política!
¡Basta de trata y explotación sexual, no más prostitución! ¡Por el desmantelamiento de las redes!
¡Trabajo y salario digno para todas! ¡Mismo salario por el mismo trabajo! ¡Cupo laboral trans!
¡Todos los derechos para las inmigrantes! ¡Nadie es ilegal!