Marie Solet
“Desgraciadamente, numerosas cantidades de mujeres y niños han quedado particularmente expuestas a la violencia precisamente alli donde ellos debieras ser protegidos. En su propio hogar”
Discurso de Antonio Guterres, secretaria general de las Naciones Unidas, 5 de abril
Con frecuencia en Francia escuchamos que las mujeres son agredidas. Se trata de una formulación curiosa porque nos hace pensar que la responsabilidad de la agresión se encuentra sobre ellas. Significa que si una mujer es acosada, golpeada, violentada o mismo asesinada es porque ella hizo alguna cosa para provocar la agresión o no hizo lo suficiente para evitarlo. Pensamos por el contrario que las violencias sexuales o sexistas se ejercen porque la sociedad reduce a las mujeres a posiciones de inferioridad y vulnerabilidad. Desde siempre la casa ha representado la opresión de la mujer, una prisión peligrosa.
La familia es una estructura antigua en la cual la mujer tiene un rol especifico; su rol es el de administrar los recursos, alimentar a los miembros de la familia, cuidar a los adultos mayores, a los niños y cumplir todas aquellas tareas que hacen a la reproducción de la vida cotidiana. La esfera productiva devino como patrimonio exclusivo del masculino y a lo largo de los siglos las mujeres han luchado por hacerse un lugar en el mundo productivo, sin dejar de lado todo el trabajo no remunerado que realizan en el seno del hogar. Hoy en día todavía estas desigualdades de género se mantienen gracias al enclave reproductivo y socializador de la familia. En consecuencia las mujeres, aún hoy, continúan atrapadas en relaciones de dependencia económica que hacen posible la violencia tanto doméstica como fuera del hogar.
Tanto así que, en un contexto de pandemia, esta problemática se profundiza porque las mujeres están confinadas en sus casas con sus agresores, sin la posibilidad de irse de sus domicilios, sin posibilidad de concurrir a un hospital o a una comisaría para realizar una denuncia, sin posibilidad alguna de escapar a la violencia. Esto se demuestra con el aumento de las cifras de violencia y de femicidio que han aumentado drásticamente desde el inicio de la cuarentena a nivel mundial.
El aumento de la denuncias por violencia es de 25% en Inglaterra, de 15% en España y de 30 % en Francia, que se corona campeona de Europa en la materia, como demuestran también las cifras del año pasado. La asociación Nous Toutes ha contabilizado 8 mujeres asesinadas por su pareja o ex pareja en Francia desde el inicio del confinamientos.
Por su parte el gobierno ha anunciado la puesta en marcha de ciertos “dispositivos”: se trata de un procedimiento que se activaría a partir de una alerta en las farmacias, la habilitación de una línea telefónica y un canal de comunicación por SMS. Se trata de un evidente lavado de cara por parte del gobierno considerando que no existe ningún aumento presupuestario acompañado de la minimización y omisión del problema en claro desprecio hacia las víctimas.
Por otra parte los colectivos médicos registran una disminución de la demanda de realización de interrupciones voluntarias de embarazos (en promedio se realizan 220000 por año) durante el confinamiento. En gran medida debido a que las mujeres no pueden salir de sus casas para acudir a la cita médica necesaria a causa del confinamiento. Ya sea por miedo a contagiarse o porque no pueden acceder a una justificación necesaria para salir de sus casa o por tener miedo de explicarle a la policía si las frenase por la calle incluso cuando el procedimiento estaría siendo garantizado en todos los hospitales y centros de salud del país.
Surge ante esto la urgencia de extender el plazo legal del permiso para interrumpir la gestación de 7 a 14 semanas (más allá de las promesas del gobierno) y de retirar todas las trabas a lo largo del confinamiento para que las mujeres puedan acceder al aborto de manera inmediata una vez que se presenten en el hospital.
Exigimos al gobierno que destine de manera rápida un presupuesto de urgencia para responder a las necesidades de las mujeres víctimas de violencia y la puesta a disponibilidad de los hoteles vacíos para transformarlos en albergues durante el confinamiento.
Es imperioso que al término de este período obtengamos un avance en el acceso al aborto en Francia y asegurarlo definitivamente. Debemos organizarnos y luchar para exigir que se coloque el tema de la violencia en el centro, las mujeres estamos cansadas del desprecio y el desfile de medidas que no son más que una cortina de humo.