Xavi Posets
Pablo Rivadulla Duró, más conocido como Pablo Hasél, fue detenido el martes a la mañana, tras la irrupción de los Mossos d’Esquadra en la Universitat de Lleida y el desalojo de las y los compañeros que se encontraban encerrados con él en la facultad. Se convierte así en el primer rapero de Europa preso por sus letras, en otro ataque más a las libertades democráticas perpetrado por el Estado Español.
El 28 de enero de este año la Audiencia Nacional (AN) daba a Pablo un plazo de diez días para que se presentara voluntariamente a prisión. La condena: 9 meses de prisión, 6 años de inhabilitación y una multa de cerca de 30.000 euros por un delito de enaltecimiento del terrorismo y por injurias y calumnias contra la Corona y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Esta sentencia ya venía arrastrándose desde que la AN la dictaminara en marzo del 2018, pasando también por el Tribunal Constitucional en junio de 2020, que rebajó la condena.
Concretamente, la sentencia hace referencia a 64 mensajes publicados por el rapero en sus redes sociales y una canción difundida a través de Youtube. En ellos se denuncian las torturas policiales o los “negocios mafiosos” de la Casa Real con Arabia Saudí – los cuales se conocen públicamente y empujaron al Borbón a fugarse a Emiratos Árabes para esquivar la justicia.
Tuits por los que van a encarcelarme en unos minutos u horas. Literalmente por explicar la realidad. Mañana puedes ser tú. pic.twitter.com/chlGr77JO9
— Pablo Hasel (@PabloHasel) February 16, 2021
A esta condena se le suma otra de la misma AN, que se encontraba suspendida, de una sentencia del 2014 por enaltecimiento al terrorismo en canciones escritas por el rapero. En total Hasél tendrá que cumplir una pena de 2 años, 4 meses y 15 días de prisión.
Ante esto, Pablo Hasél no se limitó a acatar el llamado a entregarse. Pasados once días y ante la inminente detención, el rapero ocupó y se necerró en la Universitat de Lleida junto a compañeras y compañeros con el triple objetivo: de dificultar la detención, difundir la lucha y hacer un llamado a la organización y la movilización por la defensa de la libertad de expresión y el resto de derechos y libertades que el Estado dilapida.
De hecho, los mensajes y movilizaciones de solidaridad se fueron extendiendo por el país durante la semana pasado. Ayer a la tarde, después de la detención, miles de personas salieron a las calles de Barcelona, Valencia, Lleida, Girona y más ciudades y pueblos del país en señal de protesta.
Estas sentencias son un claro ataque a las libertades políticas y de expresión, no solo hacia Pablo Hasél, sino para cualquiera que denuncie el podrido Régimen del 78. Una vez más queda patente el reciclado fascista de las instituciones españolas, especialmente la mal llamada “Justicia”. No está de más recordar que la Audiencia Nacional nació como substituto del antiguo Tribunal de Orden Público, tribunal franquista encargado de los delitos políticos, algo que poco ha cambiado viendo el papel protagonista que ha tenido en otros casos como el de los jóvenes de Altsasu, Otegi, el rapero Valtonyc o el cantante César Strawberry.
Y mientras vemos como persiguen a raperos por cantar que “los borbones son unos ladrones”, la extrema derecha crece a lo largo del país, patrocinada por los medios de comunicación y amparada por la justicia. Justamente este sábado podíamos ver en Madrid una concentración de neonazis cantando el Cara al Sol y con proclamas antisemitas en un acto homenajeando a la División Azul.
Desgraciadamente no se percibe el “progresismo” del gobierno de PSOE y Unidas Podemos, que a través de la Fiscalía se han pronunciado a favor del encarcelamiento del rapero, actuando como cómplice y garante del Régimen.
No creemos en las falsas promesas del Gobierno respecto las de modificar el Código Penal para despenalizar algunos delitos relacionados con la liberta de expresión. También prometieron derogar la reforma laboral, o ilegalizar los despidos y los desahucios en pandemia, y nada de eso ha ocurrido. Advertimos que estas promesas no son más que maniobras para desmovilizar a la población.
Por todo lo anterior, desde estas líneas nos solidarizamos con Pablo Hasél y llamamos a la más alta movilización por las libertades políticas y de expresión. Es necesario organizar esta lucha en barrios, centros de trabajo y centros de estudio para exigir la libertad del rapero Pablo Hasél así como de los demás presos políticos del Estado Español.