Carla Tog

 

Caída del PP y avance territorial de las nuevas fuerzas de izquierda

El terremoto electoral del 24M ha trastornado radicalmente el mapa político-territorial. Configura así una nueva etapa política. Se abre con el  avance de  nuevas fuerzas de izquierda y con la emergencia de un nuevo poder municipal con mayoría de izquierdas no tradicionales.

Histórico día: el pasado sábado 13 se constituyeron las 8.122 corporaciones municipales que regirán los ayuntamientos y los nuevos alcaldes tomaron posesión de sus cargos. Finalmente los pactos que se prefiguraban se cumplieron. El bloque anti PP [1] (el PSOE + candidaturas populares, movimientos sociales y fuerzas de izquierda ligadas y/o apoyadas por Podemos[2] se echó a andar y funcionó. El mutuo apoyo que se brindaron para las investiduras el PSOE y las candidaturas de movimientos ciudadanos logró desbancar al PP de 24 alcaldías de capitales de provincia y gobernará sólo en 19 de las 43 que obtuvo en las municipales anteriores.

El gran dato lo dan Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña y Valencia, cinco importantes capitales que serán gobernadas por alcaldes provenientes de los movimientos sociales y la izquierda, y que contaron con el voto del PSOE para sus investiduras.

El PSOE, con el voto de las candidaturas ciudadanas, pasa de gobernar en 9 capitales a 17. Recupera así parte del poder territorial perdido en 2011 pero en la mayoría deberá gobernar en acuerdo  con las candidaturas vinculadas a Podemos y con otros partidos de izquierda. Pero como en política también nadie da puntada sin hilo, la jugada del PSOE va más allá. Apoyado en esta situación de alianza anti PP con Podemos, intenta lavarse la cara, posar de izquierda para tapar los casos de corrupción que lo rodean y sobrevivir a la crisis del bipartidismo. Una jugada para presentarse como alternativa al PP en las generales. En ese sentido, habrá que repreguntar a Pablo Iglesias si sigue considerando al PSOE como un “partido de la casta”.

Por su parte Ciudadanos (Cs) –nuevo agrupamiento político, pero de derecha– supo utilizar su llave abriendo y cerrando puertas a unos y a otros. Donde pudo, terminó decantándose a favor de  alcaldes azules y de Cristina Cifuentes [del PP]  para gobernar la Comunidad de Madrid en las próximas elecciones autonómicas. Tampoco hay que olvidar fue el gran desatascador en Andalucía, donde tres meses después de celebradas las autonómicas, de intensas negociaciones y en cuarta votación, el voto de Cs permitió a Susana Díaz del PSOE ganar la presidencia de la Junta de Andalucía. En cambio, el PP andaluz, Podemos e Izquierda Unida votaron en contra. Y esto en política tiene un significado concreto: favor con favor se paga.

Es así que a cambio de su apoyo, Ciudadanos exigió tanto al PP como al PSOE encarar “medidas anticorrupción” y de “regeneración democrática”. Y ya comenzaron los gestos en este sentido. Susana Díaz agradeció a Ciudadanos el desbloqueo y respondió efectivizando la renuncia de José Antonio Griñán, corrupto senador del PSOE. Otra enseñanza que nos deja la política: “Nada es gratis, todo se cobra”.

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Divertida, graciosa, patética y gratificante fue la reacción del PP. Como un mal perdedor que no reconoce la derrota, el mismo viernes 12 por la tarde Mariano Rajoy escribía en twiter: “Enhorabuena a los concejales del PP. Mi apoyo a los que aun ganando no han podido ser alcaldes por pactos excéntricos y sectarios”. Es lógico, mucha impunidad durante años, acostumbrados a pasearse por los pasillos de los ayuntamientos como por sus propias casas. Y a nadie le gusta que lo echen de su casa y menos para que las ocupen izquierdistas y las conviertan en soviets. Pero aunque no lo acepten y los carcoma el rencor, tuvieron que recoger sus cosas y marcharse.

Divertido fue ver a los barones y baronesas retirarse.  A algunos les costó más, como al fascista sin remilgos Albiol, ahora ex alcalde del PP de Badalona (Barcelona). Días atrás había colocado una publicidad en las entradas de la ciudad pidiendo que se respetara a la lista más votada. Luego de la investidura de la nueva alcaldesa de izquierda, Albiol salió al balcón del Ayuntamiento a saludar a sus seguidores… pero se enfrentaron a gritos con una multitud que les  coreaba “¡bye, bye!”. Otros, como Ana Botella (Madrid) y Rita Barberá (alcaldesa de Valencia desde hace 24 años) que dimitieron el día anterior para no pasar el mal trago de la investidura.

Lógicas reacciones ante un clima de alegría, de gente que se agolpaba en las puertas de los Ayuntamientos esperando la votación, festejando que se iba el PP.

 

Algunos ejemplos que dan cuenta de esto

En Barcelona, nadie hubiera dicho que se trataba de un acto oficial. Parecía el recibimiento de una estrella famosa o de una selección de fútbol triunfadora en un Mundial. Y no sólo por la cantidad de periodistas sino de gente que reventó la plaza San Jaume. Una verdadera multitud, al grito de “¡Sí se puede!”, saludó y felicitó a la nueva alcaldesa en su recorrido por la plaza rodeada por la Guardia Civil… pero esta vez no para detenerla o desalojarla, sino para escoltarla hacia su investidura. Ada Colau, al frente de la plataforma Barcelona en Comú (BComú), fue proclamada alcaldesa con el apoyo adicional de ERC, el PSC y un edil de la CUP [3]. Sus primeras palabras fueron: “Gracias a la ciudadanía por hacer posible lo imposible”.

Igual panorama se vivió en Madrid, con Manuela Carmena, de la candidatura de unidad popular Ahora Madrid. Fue proclamada alcaldesa por mayoría absoluta con los votos de su grupo (20) más 9 del PSOE. En su discurso de investidura Carmena dijo sentirse muy emocionada por los festejos y felicitaciones y señaló que quiere llevar adelante un gobierno que sepa dialogar, escuchar y donde se nos tutee. Asimismo anunció cinco medidas con la intensión de ser implementadas durante los 100 primeros días de gestión.[4]. Finalizando la jornada, la nueva regidora publicaba en twitter: “Ahora, todos y todas somos alcaldesas”.

En Valencia, gracias a los votos de la Coalició Compromís, el PSPV-PSOE y València en Comú, Joan Ribó se convirtió en el nuevo alcalde destronando a la histórica Rita Barberá, del PP. En su discurso de investidura, Ribó rechazó la vara de mando pidiéndole a su secretario que la guardara. Y dijo: “No quiero ni la vara ni el mando, no es un símbolo de mi forma de gobernar”. Asimismo agregó: “La corrupción es una de las principales preocupaciones, tenemos el compromiso que vuelva el dinero y pondremos los mecanismos para prevenir cualquier tentación”. Y que por eso mismo su gestión se orientará a  hacer “un Ayuntamiento con paredes de cristal”.

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En Cádiz, frente a una plaza abarrotada a quienes ofreció la vara de mando, José María González, cabeza de lista de Por Cádiz sí se puede (PCSSP), fue investido alcalde tras obtener el apoyo de los cinco concejales del PSOE y los dos de Ganar Cádiz en Común. Así logró la mayoría absoluta que evitó el sexto mandato de Teófila Martínez, del PP.

 

El fin de la alternancia de poder PP-PSOE y grandes desafíos

En un artículo anterior, decíamos que, al menos en el plano municipal, se había acabado la alternancia en el poder sin sobresaltos entre el PP y el PSOE a la que estábamos acostumbrados. Aunque continúan siendo las fuerzas más votadas, su hegemonía electoral y política ha sido cuestionada. Ninguno podrá gobernar con la tranquilidad y garantía que otorgaba la mayoría absoluta. Pero tampoco lo podrán hacer las “candidaturas populares y ciudadanas”. Pues a todos los condicionan los pactos sustraídos para la investidura. Es decir, son pactos sólo para favorecer investiduras no para formar gobierno.

Asimismo, como se analiza con más detalle en otro artículo en el ejemplo de Cádiz, se abre el desafío nada simple de qué política se va a aplicar al frente de los ayuntamientos.

Esto augura un escenario de inestabilidad, cuando el ímpetu electoral pase, los efectos de la crisis se vuelvan a notar y haya que empezar a pelear para cumplir con los programas y las promesas electorales.

 


[1] PP: Partido Popular. PSOE: Partido Socialista Obrero Español.

[2] Podemos resolvió presentarse a las elecciones municipales pero no con la marca “Podemos”, sino apoyando o como colateral de otras fuerzas. Hará lo contrario en las próximas elecciones generales; a ellas concurrirá con el nombre “Podemos”.

[3] ERC: Esquerra Republicana de Catalunya; PSC: Partit dels Socialistes de Catalunya; CUP: Candidatura d’Unitat Popular.

[4] 1- Poner todos los medios y recursos municipales para la paralización de desahucios y desalojos de primera vivienda y para garantizar una alternativa habitacional. 2- Parar la privatización de los servicios públicos, la externalización de servicios municipales a grandes empresas y la venta de patrimonio público. 3- Garantizar los suministros básicos (luz y agua) a todos los hogares que no puedan pagarlos. 4- Garantizar el acceso a las prestaciones sanitarias municipales y a acciones de prevención y promoción de la salud a todas las personas con independencia de su situación administrativa. 5- Desarrollar un plan urgente para la inserción laboral de jóvenes y parados de larga duración.