Claudio Testa
El Parlamento catalán votó realizar el 9 de noviembre de 2014 una consulta con dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? Y en caso afirmativo, ¿quiere que sea un Estado independiente?”.
La fecha no es casualidad. Poco antes del referéndum se cumplirán los 300 años del asalto a Barcelona de las tropas de la monarquía de los Borbones, cuyo descendiente es el actual rey Juan Carlos I, y que significó la pérdida de “todos los fueros, privilegios, exenciones y libertades que gozaban” los catalanes… o por lo menos sus clases dominantes.
La caída de Barcelona fue el 11 de septiembre, y esa fecha fue adoptada luego como la Diada Nacional de Catalunya (Día de Cataluña), que en los últimos años se ha convertido en una movilización masiva por la independencia. La conmemoración de los 300 años ya ha encendido las calderas del “soberanismo”, que van a estar al rojo vivo a la hora de la consulta.
Desde Madrid, la respuesta de Rajoy fue categórica: no autorizará el referéndum que anunciaron el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el bloque de partidos soberanistas que tiene amplia mayoría en el parlamento regional.
Así, las dos locomotoras, el gobierno de Madrid y el de la Generalitat de Catalunya, desde los extremos opuestos de la vía, han comenzado su carrera. Y el 9 de noviembre del año próximo puede producirse la gran colisión… o no.
Naturalmente, es el mismo Rajoy el primero en salir a desinflar las expectativas en el Big Bang del 9/11/14, día en que el Estado español estallaría en pedazos. Así, habría declarado a los periodistas acreditados en La Moncloa: “El año pasado todos decían: «Se viene el rescate de España, el país quiebra». No pasó. Ahora todo es «Cataluña, Cataluña, Cataluña». Tampoco pasará nada”.
Pero si es tan seguro que “no va a pasar nada”, ¿por qué las amenazas de rayos, truenos y hasta el envío de tropas, que hacen simultáneamente desde Madrid?
Por supuesto, es relativamente impredecible lo que sucederá… Si todo fuese una pulseada entre esos dos personajes, que son más o menos lo mismo –dos políticos burgueses ultraneoliberales–, lo “lógico”, lo más “cuerdo”, sería llegar a algún arreglo. Pero no sería la primera vez, sobre todo en épocas de crisis, que no es “lo más sensato” lo que se impone.
Rajoy dice que no permitirá el referéndum. Pero si la Generalitat decide hacerlo, la única forma de evitarlo es enviar tropas a impedirlo. Esto abriría una situación de “país ocupado” –un Ulster, como ya predicen algunos–, que podría derivar en cualquier cosa…
Por arriba, todo comenzó como una gran jugada de Artur Mas para arrancar concesiones a Madrid y, al mismo tiempo, hacer frente al descontento popular en Catalunya y a los avances de los partidos tradicionalmente “soberanistas”.
El gobierno catalán ha aplicado allí recortes y planes de ajuste neoliberales idénticos a los de Rajoy. Y el simultáneo discurso soberanista le viene bien a Mas para descargar las culpas de los recortes sobre Madrid, que se que embolsa una buena parte de los impuestos recolectados en Catalunya, que es la región más desarrollada del Estado español (junto con el País Vasco) y que aporta casi el 20% del PBI.
Al mismo tiempo, Mas aprovecha para presentarse como el gran campeón del derecho a la autodeterminación del pueblo catalán… en una situación en que el sentimiento a favor de la ruptura con el Estado español viene creciendo de año en año.
La posición de los socialistas revolucionarios
En este panorama, con la perspectiva de un referéndum a menos de un año, se actualiza la posición que sostuvimos desde el inicio de este conflicto.
Defendemos incondicionalmente el derecho a la autodeterminación de catalanes, vascos, gallegos y demás nacionalidades, incluyendo su derecho a separarse del actual Estado español y constituir un Estado propio, si así lo deciden democráticamente. Llamaremos a luchar junto a ellos, si Madrid les niega ese derecho indiscutible. Y, con más razón, si envía fuerzas militares o policiales para impedir su derecho a decidir.
Pero al mismo tiempo, advertimos a los trabajadores y la juventud de Catalunya y otras autonomías que la salida a la actual crisis no es establecer miniestados capitalistas en el marco opresor de la Unión Europea y la eurozona. ¡Estamos por una República Federal, Obrera y Socialista, donde se agrupen libremente los trabajadores y pueblos de la región!
El actual estado monárquico español es descendiente directo del franquismo y del aplastamiento sangriento a la autodeterminación de los catalanes y los vascos en la Guerra Civil. O, más precisamente, es también el producto de la infame capitulación del PSOE, el Partido Comunista Español-IU y los partidos “nacionalistas” (catalanes, vascos, gallegos, etc.) a la monarquía designada por Franco para sucederlo… y al personal político del franquismo que se recicló en lo que hoy es el PP.
Ahora, la crisis y los brutales ajustes dictados desde Madrid han reavivado la cuestión nacional. ¡Pero atención!: en el caballito independentista se han montado muchos que hasta hace 24 horas eran los más rastreros socios de Madrid. Este es el caso de Artur Mas (y su coalición Convergencia i Unió), que se ha puesto al frente de la “lucha por la independencia” de Catalunya, como “nuevo estado de la Unión Europea”.
Hay una justificable ilusión popular en Catalunya (y en el País Vasco), que se podría resumir de este modo: decir “adiós a España” es decir “adiós a la crisis”. Lamentablemente, no es así, ni tan simple. Además, un miniestado catalán (o vasco) en el marco de la Unión Europea, ¡estaría sometido a los Diktats de Berlín y Bruselas tanto como ahora a los de Madrid!
Este espejismo, cultivado por sectores de la burguesía que hasta ayer eran incondicionales de Madrid, como Artur Mas, se apoya en una realidad. Catalunya y el País Vasco siempre fueron dos regiones relativamente más desarrolladas que el resto del Estado español. ¡Pero hoy estas diferencias, en el marco de la presente crisis europea y mundial, no garantizan gran cosa! ¡Ni Catalunya ni el País Vasco van ser la Holanda de la Península Ibérica!
Como dijimos, apoyamos incondicionalmente el derecho a la autodeterminación. ¡Pero, con la misma claridad, debemos decir que no hay que hacerse ilusiones al respecto!
Frente a la catástrofe de España y en el marco de la crisis de la Unión Europea, la única salida realista es la unidad de los trabajadores de toda la región, tanto los del actual Estado español como los de Portugal, para combatir contra los distintos gobiernos y el sometimiento a la Unión Europea y la eurozona. En esa perspectiva revolucionaria, sostenemos como salida de fondo la libre federación de nuestros pueblos en una República Federal Obrera y Socialista.