Marcelo Buitrago
Luego de la victoria de 1934 logrando el reconocimiento sindical, aumento salarial y mejores condiciones laborales, se produjeron las elecciones en el Local 574 de los Teamsters. Según Farrel Dobbs, la nueva comisión fue “una síntesis entre los trotsquistas que ganaron autoridad en la lucha y los dirigentes que se condujeron correctamente”. El nuevo presidente volvió a ser B. Brown, mientras que se incorporaron Dobbs como Tesorero, Grant Dunne como Secretario y Harry De Boer y Vincent Dunne como vocales.
Para octubre de 1934 el sindicato ya representaba a la casi totalidad de los trabajadores ante las empresas de transporte, y comenzó a apoyar activamente la sindicalización y las luchas del resto de trabajadores de Minneapolis, garantizando por ejemplo,los piquetes de la huelga de carpinteros y de comercio de 1935. Desarrolló también a partir de 1934 la sindicalización de los desempleados contratados por los programas del gobierno federal (Administración del Progreso del Trabajo WPA) a través de la Sección de Trabajadores Federales (FWS). Después de una huelga de seis semanasen abril de 1937, tuvieron éxito en hacer permanente la ayuda suplementaria otorgada como una concesión temporaria durante los meses de invierno.
Los acontecimientos más notables ocurrieron en 1939,cuando el FWS protagonizó una masiva huelga en protesta por la baja de los salarios y el recorte de horas.
Debido a las mejoras de la economía, el gobierno federal pensó en “volver a la normalidad”, por lo que se empezaron a suceder los recortes en los programas contra el desempleo a partir de 1937, lo que originóuna nueva recaída económica, lo que se conoce como la “Recesión de Roosevelt” de 1938-1939.
El 1 de julio de 1939 entraron en vigencia nuevos recortes a través de la Ley Woodrum: se redujeron los puestos a nivel nacional de 3 millones a 2 millones y los salarios por hora bajaron de $1,25 a $0,71. El resultado fue una de las huelgas nacionales más grandes hasta en ese momento en todo el país, con cerca de medio millón de huelguistas.
El 5 de julio los trabajadores empezaron a abandonar sus trabajos en Minneapolis,llegando a los 14.000 huelguistas: electricistas, plomeros, costureras, bibliotecarios, alcanzando el 90% de los trabajadores en los distintos programas federales
Al día siguiente, el administrador en la ciudad del WPA declaró que los que no se presentaran a trabajar el lunes 10 seríandespedidos y reemplazados por la gente en lista de espera. La respuesta fue la multiplicación de piquetes, con violentos enfrentamientos ese lunes en las instalaciones de los proyectos de costura, que se repitieronel 14 de julio. La policía disparó contra una multitud de 3.000 trabajadores matandoa uno e hiriendo a veinticuatr.
Finalmente, el 21 de julio se llegó a un acuerdo, no despidiendo a los huelguistas. Pero éstos debían firmar una declaración jurada donde afirmaban no haber participado de actividades ilegales durante la huelga.La baja de salarios y condiciones de la nueva ley permanecieron.
La Ley Woodrun imputaba por “traición y deslealtad” a quien privara a otros de “los beneficios de la ayuda estatal mediante fraude, fuerza, amenaza o intimidación”, considerándolo un delito grave.
Así, el Departamento de Justica llevó a juicio a 166 trabajadores, fijándoles una fianza de conjunto “monstruosamente alta” de 250.000 dólares.
Como las autoridades consideraron a la huelga de Minneapolis como un atentado a la autoridad del gobierno, presentaron cargos de conspiración, y no contra hechos de violencia, que pasaron a ser la “prueba” de la conspiración, bajo el amparo de la Ley Woodrun.
Los juicios comenzaron en tandas, a partir del 2 de octubre de 1939 con 5 trabajadores del FWS condenados por “interferencia” a la ayuda federal, 4 condenados a cargos de conspiración y 3 absueltos.
En la segunda tanda, 3 de los 4 acusados del FWS fueron también condenados por conspiración.
En el tercer juicio, que comenzó el 31 de octubre, los 25 acusados debieron enfrentar un jurado, que como en los otros juicios, no tenía un solo integrante que perteneciera a un sindicato.
Los militantes del SWP Geldam y Palmquist, líderes del FWS, estaban en este grupo. Esta vez quedó claro el grado de involucramiento del FBI en el caso, con agentes encubiertos entre los huelguistas, y luego, con el reconocimiento de los propios testigos, del “asesoramiento” del FBI en sus testimonios.
El fiscal Anderson, que llevó adelante la acusación representando al gobierno, “parecía obsesionado con la idea que no había sido una protesta espontánea contra el corte de salarios, sino una conspiración comunista para destruir la ciudad”.
Los 25 acusados fueron condenados por conspiración a un año y 1 día de prisión y Geldman y Palmquist señalados como “la cabeza de la conspiración de Minneapolis contra el Programa Federal”.
Con los dirigentes convictos, y la creciente crítica a los juicios, el Departamento de Justicia resolvió terminar la confrontación, desistiendo de enjuiciar a los 125 restantes acusados.
Para el SWP era la prueba que estaba en la mira del gobierno federal: 2 militantes convictos por “traición, deslealtad y conspiración”, en un juicio que en su transcurso había igualado la crítica a la política económica del gobierno (la protesta por los recortes salariales) con la “subversión”.A pesar que el Juez y el Fiscal aseveraron que los trabajadores tenían derecho a la huelga, quedó de hecho establecida la noción que la izquierda podía manipular el “legítimo activismo obrero” para fines “ilegales”.
La autodefensa obrera
En 1938 el Sindicato Camionerocreó la “Guardia de Defensa del Sindicato”(UDG) contra las “Camisas Plateadas”, una organización fascista fundada por William Pelley en 1933 como “una organización dedicada a traer el fascismo a los Estados Unidos”.
En el abismo de la Gran Depresión, su mensaje de odio antisemita e histeria anticomunista tuvo alguna resonancia: de acuerdo a G. Stone, “para 1934 había unas 15.000 ‘camisas plateadas’ y su semanario había alcanzado una circulación de 50.000 ejemplares”.
En 1938 Peltry envió a Roy Zachary a Minneapolis a establecer una rama local. Rápidamenteéste estableció vínculos con los jefes de las “Industrias Asociadas”, la nueva denominación de la “Alianza Ciudadana”, lo que fue tomado como una grave amenaza por los Teamsters.
Así, el Organizador del Noroeste, el periódico del sindicato, anunció la creación de la UDG como como un cuerpo formado para la “defensa de los piquetes sindicales, su sede y sus miembros contra la violencia antisindical”.
El cuerpo se integró con 600 militantes sindicales, identificados con una insignia y un brazalete para dar a conocer la presencia de la organización, con prácticas de tiro para sus integrantes, como elemento disuasivo hacia las “camisas plateadas”.
Ray Rainbolt, militante del SWP, fue electo como su comandante.El hecho destacable es que un Sioux fuese propuesto y aceptado para dar órdenese imponer disciplina, como un hermano de clase por sobre los prejuicios raciales. Muestra que éstos no son inmutables como algo dado, que pueden y deben ser combatidos si se tiene la voluntad política de desarrollar la conciencia de clase.
El 29 de septiembre de 1938, la UDG publicó un aviso en el Organizador del Noroeste llamando a todos sus miembros a estar listos para una movilización completa en cualquier momento; aviso destinado a intimidar a los fascistas. Un mes después, cuando estaba claro que el grupo fascista no retrocedía, la UDG lanzó su movilización de emergencia, como exhibición de fuerza pública, reuniendo 300 hombres en una hora, en el centro de la ciudad.
FarrelDobbs menciona además que una reunión pública que intentaron realizar los fascistas fue impedida por la presencia intimidante de la UDG fuera del local. Los “camisas plateadas”nunca se pudieron establecer en Minneapolis.
Para Haverty-Stacke el armamento de los trabajadores no era nada nuevo en la historia estadounidense; tanto sindicalizados como desorganizados lo habían protagonizado reiteradas veces: “Los trabajadores utilizaron armas para defenderse durante la Gran huelga ferroviaria en 1877, en Homestead en 1892 y en la Montaña Blair en 1921”. Además “milicias obreras más organizadas, o incluso secciones armadas sindicales,existieron en las ciudades durante las décadas de 1870 y 1880”.
Pero ahora, luego de su fusión con el Workers Party en 1934-35, su entrada en el Partido Socialista en 1936 y su fundación como tal en 1938, el SWP se consolidaba como partido, y se presentaba como el único que denunciaba el carácter imperialista de la Segunda Guerra Mundial y se oponía a la entrada de Estados Unidos en la misma. No conformándose con dirigir un sindicato que enfrentaba a la patronal y al gobierno, promover la sindicalización no sólo en su ciudad sino en todo el Noroeste, y desarrollar la autodefensa obrera, interpelaba a la clase trabajadora de todo el país a la revolución socialista. La UDG fue vista por el gobierno federal como el embrión de las milicias obreras: era demasiado aún para la “gran democracia yanqui”.
Sin embargo, el entonces presidente Roosevelt no inventaba nada: el ataque que iba a dirigir al SWP tenía su antecedente en la enorme represión que ha enfrentado el movimiento obrero yanqui desde sus inicios cuando ha salido a luchar.
El país más democrático del mundo, con un candidato a presidente preso
Se conoce como la “Primer Amenaza Roja” el periodo de la historia de Estados Unidos marcado por una etapa de histeria de la burguesía y el gobierno contra las luchas obreras, cada una de las cuales eran vistas como “amenaza bolchevique”.
El telón de fondo que brindada la Revolución Rusa generó una enorme preocupación, y la Huelga General de Seattle, la Huelga del Acero, la Huelga del Carbón y aún la Huelga policial de Boston, fueron presentadas como la prueba de la “insurrección”.
La Huelga del Acero, de alcance nacional, fue reprimida con la Ley Marcial y la Guardia Federal, llegando el comité del Senado que investigaba la huelga, amenazar con convertir a una de las Islas Filipinas en una colonia penal a la que los condenados “en su intento de derrocar al gobierno podrían ser deportados”.
Contra la Huelga del Carbón se invocó una medida de tiempo de guerra que convirtió en delito interferir con la producción o el transporte de artículos de primera necesidad: con la patronal y parte de la prensa acusando a los huelguistas de “seguir órdenes de Lenin y Trotsky”. Lewis, el líder de la huelga, debió enfrentar cargos criminales.
Basándose en la Ley de Espionaje de 1917, la Ley de Sedición de 1918 y La Ley de Inmigración del mismo año, se prohibió usar lenguaje “desleal, escandaloso o abusivo contra el gobierno”, se produjeron incautaciones y allanamientos ilegales, arrestos a granel y la deportación de cientos de “anarquistas y radicales”. Así el 21 de diciembre de 1919, el Buford, un barco que la prensa apodó el «Arca Soviética», salió del puerto de Nueva York con 249 deportados.
La Federación de “Trabajadores Industriales del Mundo” (IWW) ligada al Partido Socialista, que se oponía a la entrada de Estados Unidos a la Guerra Mundial, fue particularmente reprimida.
Usando la Ley de Espionaje, el Departamento de Justicia allanó 48 sedes sindicales en setiembre de 1917 y arrestóa 165 miembros por “asociación ilícita para estorbar la conscripción, alentar la deserción e intimidar a otras personas en cuestiones de disputas laborales”.
En abril de 1918, su líder Bill Haywood y 100 de los arrestados comenzaron su juicio, siendo todos declarados culpables, y Haywood (junto con otros catorce) fue sentenciado a veinte años de prisión.
El 30 de junio de 1918, el líder del Partido Socialista Eugene Debs fue arrestado y acusado de diez cargos de sedición, por su oposición a la Guerra, siendo sentenciado el 18 de setiembre de 1918 a diez años de prisión. Debs se postuló para presidente en las elecciones de 1920 mientras estaba en prisión, recibiendo casi 1 millón de votos (3.4%), poco menos de lo que había ganado en 1912, cuando recibió 6%, el mayor número de votos para un candidato presidencial del Partido Socialista en los Estados Unidos.
Cuando en Tiempos Modernos, Chaplin agitando una bandera roja por accidente se ve involucrado en una manifestación obrera, la cual es reprimida, él es detenido, pero no por casualidad: decenas de estados tenían leyes que prohibían la exhibición de banderas rojas o “símbolos bolcheviques”.
Estos son los antecedentes, otra vez en el marco de una nueva Guerra Mundial, en la cual todavía Estados Unidos no había entrado, y de un nuevo ascenso obrero, en que el gobierno yanqui va a llevar a juicio a 29 militantes del SWP bajo la Ley Smith.