Paulina Flores
La relación de pareja, la cual comenzó en 2008, tuvo inicio conyugal en 2010 cuando ambos se mudaron a una casa que compraron. Durante la relación, él trabajaba en una empresa en relación de dependencia mientras que ella realizaba tareas en el negocio de almacén de sus padres, además de dedicarse a las tareas del hogar que compartían.
Tras terminar la relación en 2017 la mujer intentó un reconocimiento por vía extrajudicial pero nunca obtuvo respuesta. Debido a ello, inició una demanda para que se reconozcan sus aportes y «el trabajo doméstico no remunerado realizado durante la relación». Finalmente, la Justicia ordenó que se le reconozca el 25 por ciento del valor de los bienes mencionados.
En septiembre del año pasado, la Dirección nacional de Economía, Igualdad y género, presentó el cálculo del aporte económico que significan las tareas de cuidado y dio cuenta de que el trabajo doméstico no remunerado representa el 15,9 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), y es el sector de mayor aporte en toda la economía, seguido por la industria (13,2%) y el comercio (13%).
Si bien este fallo sienta un precedente provincial, es producto de un movimiento de mujeres y diversidades y su creciente peso y lucha en Argentina. En materia laboral todavía queda un gran tramo para romper con la “brecha salarial”, para que el trabajo doméstico finalmente sea reconocido como parte de la producción social y deje de ser una tarea que las mujeres hacen por “amor”.