Aye Obladi
La pandemia que vivimos hoy, muestra todas las fisuras del sistema capitalista y sus Estados burgueses al no poder hacer frente en relación a ésta, a la crisis del sistema de salud, la emergencia alimentaria y el desastre económico, para asegurar la vida de todas las personas. Pero no sólo se trata del capitalismo, sino también de su colega el patriarcado y sus instituciones que dejan a la deriva a las mujeres y diversidades sexuales que sufren la opresión y la violencia de género día a día.
El caso de Claudia Repetto: la ilustración de lo peor
Como ejemplo acabado de esta situación, estos días repercutió por todos lados el caso de Claudia Repetto, quien fue encontrada sin vida el pasado sábado 28 de marzo, tras la confesión de su femicida Ricardo Rodríguez.
La fiscalía había ordenado, días antes de la cuarentena, el pedido de captura de Rodríguez, pero no sólo no direccionó todas sus fuerzas para concretar la captura, sino que tampoco buscó a Claudia de manera consecuente. El femicida había sido visto muchas veces deambulando por el barrio libremente y finalmente el cuerpo de Claudia fue encontrado a unos pocos metros de donde se había hallado con anticipación la pala que anunciaba el femicidio. A Claudia la encontraron sus vecinos e hijos al encontrar a Rodríguez y obligarlo a ir a declarar. Mientras éste declaraba, la policía afuera reprimía.
Claro que el Estado, la policía y la justicia, jamás ponen todas sus fuerzas a disposición de la situación que vivimos las mujeres. Pero en contextos de pandemia, nuestro malestar y opresión se exacerban. Mientras el gobierno de Fernández reduce su política anti-pandemia a la cuarentena, política acertada desde ya pero no suficiente, poco hace para resolver el hecho de que miles de mujeres queden encerradas con sus violadores y golpeadores. Nada se toma en cuenta esta especificidad, que si ya desde antes se llevaba viva una mujer cada 18 hs, hoy ni siquiera sabemos cada cuántas están en esta situación. En ese sentido, el reclamo por más refugios para mujeres en contexto de violencia, reclamo siempre presente en nuestros programas feministas socialistas, se vuelven de primer orden. Necesitamos que el Estado garantice la apertura de refugios en todos lados. Para eso se podría, por ejemplo, convertir los lujosos y no tan lujosos hoteles a lo largo y ancho del país, en refugios para la emergencia en violencia de género.
Otro aspecto que nos evidencia el caso de Claudia, es el problema de la política del gobierno que, “para asegurar la cuarentena”, pone a todas las fuerzas policiales en las calles, como si la cuarentena dependiera de esos policías que no hacen más que detener a les pobres laburantes ambulantes, verduguear a les pibes en los barrios y cientos de arbitrariedades que vemos día a día, mientras los millonarios como Tinelli hacen lo que quieren. Y todo eso mientras se abandona la búsqueda de mujeres, los rastrillajes y las detenciones a femicidas, como vimos en el caso de Claudia.
Queda muy clara la acción del Estado y las fuerzas policiales, pero también queda claro que sólo el pueblo organizado puede dar respuesta a aquello que el gobierno no. No hay pandemia ni aislamiento a fuerza de militarizaciones en los barrios, que pueda detener la organización de les de abajo. En ese sentido, nosotres somos claras: ¡Basta de femicidios! ¡Albergues para mujeres en situación de violencia ! ¡Cuarentena sí, Estado de sitio, NO!
El abandono y la sobre-explotación de las trabajadoras de la línea 144
Por ahora esto es sólo la ilustración de un caso que terminó en el peor de los desenlaces. Pero ¿qué hay detrás de todo esto? desprotección y más vulneración de los derechos de las mujeres y diversidades.
Como dijimos, la situación actual nos deja en condiciones de mayor vulnerabilidad producto del encierro, lo que genera que las denuncias por las situaciones que cientes de nosotres vivimos, se incrementen exponencialmente.
Si ya antes el Estado hacía muy poco por nosotres y la situación de las trabajadoras de la línea 144 era terrible, hoy es alarmante. Más aún si se trata de trabajadoras ya precarizadas, en su mayoría monotributistas, con salarios por debajo de la línea de pobreza y sin estabilidad laboral.
En ese sentido, la Red de Trabajadoras Estatales contra las violencias denunció que a las trabajadoras de la línea 144 las están “recargando de tareas” exigiendo una atención que, por las condiciones actuales del Ministerio de mujeres, géneros y diversidades, con su falta de personal y presupuesto, no sólo deja a miles de denunciantes desamparadas, sino que sobreexplota a las trabajadoras de la línea.
El gobierno nacional, lejos de destinar un presupuesto de emergencia para esta situación, prefiere sobre-explotar a las trabajadoras mientras cuida los bolsillos de los empresarios dejándolos producir elementos no necesarios en este contexto de crisis sanitaria, a la vez que aumenta los sueldos de la policía.
En este sentido, acompañamos los reclamos de las compañeras y exigimos al gobierno la contratación de más trabajadoras para responder a la emergencia, el pase a planta permanente de todas las trabajadoras y la reconversión de hoteles en albergues para todxs lxs víctimas de violencia.
Las trabajadoras y las tareas de cuidado
Otra de las situaciones que se expone con mayor énfasis y agravante en esta situación de emergencia sanitaria, es el lugar que las mujeres ocupamos en la reproducción/producción de este sistema.
El capitalismo patriarcal nos reserva a las mujeres las tareas de cuidado, en una división sexual del trabajo que se ejerce dentro de la división social del trabajo general. A la mayoría de nosotras en esta cuarentena se nos sobrecarga con el cuidado de nuestros familiares mientras muchos varones trabajadores son obligados a ir a la fábrica y seguir produciendo golosinas, autos de lujos, etc. en el medio de la pandemia. Otras trabajamos como empleadas domésticas y nuestros patrones nos fuerzan a seguir trabajando, vulnerando nuestro derecho a la cuarentena y si osamos exigir poder quedarnos en nuestras casas, es muy probable que nos despidan o nos dejen sin goce de sueldo. La mayoría estamos sin registrar o somos monotributistas y las políticas económicas de Alberto Fernández respecto a esta situación, suenan a más que poco para afrontar el problema.
Pero si hablamos de pandemia, de trabajo y de mujeres, hay quienes sufren la mayor violencia, las que están en la primera línea de fuego: las enfermeras, que no por casualidad en su mayoría son personal “femenino”. No sólo los sueldos siguen siendo paupérrimos, sino que llegan cada vez más denuncias sobre las formas a las que se les fuerza a trabajar en un sistema de salud deplorable: ni barbijos, ni antiparras, ni test para ellas. Los aplausos son bienvenidos, pero no alcanzan. En la ciudad de Buenos Aires incluso se llegó al colmo de rebajar el trabajo a no profesional, con la consecuente la baja de salarios. Necesitamos que YA se provea a las enfermeras y personal de salud de todos los materiales y recursos de cuidado que sean necesarios para proteger sus vidas. Como dice nuestra referente Manuela Castañeira: ¡cuidemos a quienes nos cuidan!
En contextos de pandemia, la violencia hacia las mujeres y diversidades, no continúa… sino que se incrementa exponencialmente. Necesitamos un plan de emergencia para protegernos, por eso reclamamos:
¡Basta de violaciones y feminicidios!
¡Reconversión de hoteles en albergues para víctimas de violencia!
¡Que el Estado continúe la investigación de las causas; NO al Estado de sitio!
¡Pase a planta permanente de las trabajadoras de la línea 144 y contratación de más trabajadoras para responder a la emergencia!
¡Prohibición de despidos y garantía de cuarentena con goce de sueldo para todxs lxs trabajadorxs no esenciales en contextos de pandemia!
¡Aumento de salario YA a las trabajadoras de la Línea 144, enfermeras, personal de la salud y todxs lxs trabajadorxs que están en la primera línea!