Zaldibar: asesinato patronal y medioambiental

Ale Quelcom

El pasado jueves 6 de febrero a las 16h se produjo un desprendimiento en un vertedero en Zaldibar (Vizcaya), sepultando a dos trabajadores de la empresa Verter Recycling bajo más de 3000 metros cúbicos de materiales. La caída provocó también el corte de las carreteras A-8 y N-634.
La Ertzaintza (policía vasca) y los bomberos procedieron rápidamente a localizar los cuerpos de los trabajadores. No fue hasta la madrugada que llegó la noticia de que había una elevada cantidad de amianto en el vertedero y automáticamente se suspendió la búsqueda de los trabajadores.

A primera hora de la mañana del viernes, se reanudó la circulación de la A-8, que parecía que era la principal preocupación del momento. Los trabajadores desaparecidos pueden esperar. A media tarde, se reanudó la búsqueda de los trabajadores. No obstante, la inestabilidad del terreno y el riego de corrimiento de tierra hicieron que la búsqueda se suspendiera y reanudara varias veces más.

Otra complicación añadida a la búsqueda fueron los fuegos que se originaron en varios puntos del vertedero. Hoy, a día 18, finalmente los equipos de extinción han podido apagar los diferentes frentes del incendio.

Nos cuenta T., vecina de Eibar, que el fin de semana del 8 y 9 de febrero olía a plástico quemado en la ciudad, que provocaba picor en la garganta. No obstante, el consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, aseguró que las mediciones en la calidad del aire y el agua no indicaban riesgo alguno para los vecinos de la zona y que “no hay que generar alarma”.

El lunes 10, los vecinos afectados de Eibar, Ermua y Zaldibar se movilizaron en sus respectivos pueblos.

El viernes 14, el departamento de Medio Ambiente aconsejó no practicar deporte al aire libre, no airear las casas y permanecer en todo momento en casa. También se recomendó a los vecinos no consumir los productos de sus propias huertas. El nivel de dioxinas y furanos en el aire eran cuarenta veces superiores a los normales. El mensaje del gobierno vasco, aun así, era que estos niveles de contaminación no eran problemáticos, ya que el tiempo de exposición no era prolongado. A raíz de este aviso del gobierno, se suspendieron los deportes escolares y los partidos a todos los niveles.

El sábado 15, se llevó a cabo una manifestación conjunta. Manifestaciones desde cada pueblo confluyeron en el barrio más cercano al vertedero. La multitudinaria manifestación recorrió las calles bajo el lema “Zaldibar argitu (Esclareced Zaldibar). Trabajadores, salud, responsabilidades” y “Bi langile desagerturik, euskal langileriak ez du barkatuko (Dos trabajadores desaparecidos, la clase obrera vasca no lo perdonará)”.

Hasta el próximo jueves, cuando se vuelvan a realizar las analíticas, la zona afectada sigue bajo alerta.

El caso de Zaldibar es un escándalo. En primer lugar, en la inspección del año pasado se detectaron irregularidades. El Gobierno vasco no sólo era conocedor de ello, sino que era competencia suya abrir expediente y sancionar a Verter Recycling. Ahora, tanto la empresa como el gobierno, han salido rápido a decir que “ninguna de las irregularidades estaba vinculada con la estabilidad del terreno”. En palabras de un transportista: “Aceptaban toda clase de residuos: bidones de material corrosivo, inflamables, amianto. Allí iban los restos que nadie quería. Sin reciclaje, sin ninguna clase de control.”

En segundo lugar, es escandalosa la irresponsabilidad y desidia de la empresa y del gobierno en tardar más de diez horas en avisar a los equipos de rescate de la elevada concentración de amianto en el vertedero. No nos olvidamos de las consecuencias para la salud de los vecinos de la zona, que están respirando sustancias tóxicas. Tampoco nos olvidamos del retraso con que el Gobierno dio el aviso a la población.

En tercer lugar, el lehendakari (Íñigo Urkullu, PNV) y el Consejero de Medio Ambiente (Iñaki Arriola, PSE) tardaron cuatro días en dar señales de vida después del desprendimiento. Cuando finalmente Urkullu intervino, no mencionó Zaldibar. Anunció la disolución del Parlamento Vasco y el adelanto de las elecciones autonómicas, lo cual le exime de dar explicaciones a la oposición en el Parlamento. Al ser preguntado por los periodistas acerca de Zaldibar al final su intervención, Urkullu respondió: “No acudiré a Zaldibar, no por lo menos por las campañas de Twitter. No me gustan las escenificaciones.” Para rematar su cinismo, el portavoz del Gobierno vasco, subió una foto a Twitter el sábado en la cima de un monte, como un sábado cualquier. Las críticas provocaron que retirase la foto.

Y por último, la enorme desidia por encontrar los trabajadores desaparecidos. Trece días después del derrumbe, siguen sepultados bajo los escombros.

La tragedia en Zaldibar no es ni una “catástrofe natural” ni un “suceso fatídico”, en palabras del mismo Urkullu. No es un accidente laboral. Es un asesinato patronal, con la complicidad del Gobierno vasco, además de ser un tremendo delito medioambiental. En el capitalismo las víctimas siempre las ponemos la clase trabajadora, para engrosarles el beneficio a los capitalistas. En lo que llevamos de año, 10 trabajadores han fallecido en accidentes laborales en Euskal Herria. Toda la solidaridad con la familia de las víctimas y con las vecinas afectadas. ¡Basta de asesinatos laborales! ¡Basta de precariedad! Verter Recycling y el gobierno son responsables. La clase obrera ni lo olvidará ni lo perdonará.