Triunfo electoral del PSOE, desplome del PP y Parlamento fragmentado

Triunfo claro del gobierno de Sánchez. El PP se desploma. "Unidas PODEMOS" sufre un fuerte retroceso y la extrema derecha de VOX entra al parlamento con mucho menos de lo esperado. Un freno a la tendencia internacional hacia la extrema derecha.

Socialismo o Barbarie Barcelona

Con una importante y alta participación de más del 75% el PSOE de Pedro Sánchez ganó tranquilamente el primer puesto en las elecciones de ayer logrando 123 escaños (28,70%), un significativo triunfo sumando 38 escaños a los 85 que ya tenía. El segundo lugar, pero a mucha distancia del primero, fue para el PP que se queda con 66 escaños (16,68%) en un demoledor derrumbe sin atenuantes desde los 135 que obtuvo en 2016. En tercer lugar quedó Ciudadanos que le arrebata el puesto a Unidas Podemos y sube a 57 escaños (15,84%). Perdiendo posición y escaños en cuarto lugar sigue Unidas Podemos con 42 escaños (14,31%). En quinto lugar y como novedad la irrupción de Vox en el Congreso con 24 (10,26%).

Asimismo, los partidos regionales de alcance nacional, nacionalistas (Vascos cántabros, canarios) e independentistas catalanes han hecho una buena elección destacándose en el caso catalán la victoria de los soberanistas republicanos de ERC (Esquerra revolucionaria de Catalunya, el partido de Oriol Junquera que se encuentra preso y procesado en el juicio al procés y que junto a tres compañeros más igualmente en prisión salieron electos diputados) que obtuvieron 15 escaños en una importante subida que le sitúa como ganador en Catalunya seguidos muy de cerca en segundo lugar por  los socialistas del PSC y por Junts per Catalunya en tercer lugar con una caía a 7 escaños. En el caso vasco el PNV (Partido Nacionalista Vasco) aumenta a seis sus escaños y EH-Bildu duplica sus escaños llegando a cuatro.

Con estos resultados saltan a la vista  varias cuestiones que consideramos relevantes a manera de valoración de las elecciones y del nuevo escenario político electoral que se abre partiendo del inobjetable hecho de que el mapa del país cambió de color pasando del azul popular al rojo de los socialistas del PSOE.

Un primer señalamiento es que efectivamente en estas elecciones se logró frenar a la derecha. Los escaños de las tres fuerzas de derecha, PP, Cs y Vox suman 147 quedando muy por debajo de la mayoría absoluta situada en los 176 escaños. Al bloque de las derechas no le dan los números para conformar gobierno a la vez quequeda dividido y debilitado emocional y políticamente. Asimismo, aunque no se menor la entrada de los ultras de Vox al parlamento, lo cierto es quela extrema derecha no será decisiva, ni tendrá la llave a la hora de la formación del nuevo gobierno. De conjunto al bloque de derecha no le funcionó la táctica de “Echar a Sánchez de la Moncloa”.

La estrepitosa debacle del PP es muestra de esto, el regenerado PP de Casado vivió la peor elección de su historia, no sólo porque sufrió una sangría de escaños sino también porque perdió importantes bastiones como Galicia y Madrid luego de décadas de gobierno popular, desapareció directamente del país vasco donde no obtuvo ningún escaño  y está al borde de la extinción en Catalunya donde solo cuenta con dos pobres escaños. Parece que la estrategia de derechización de Casado no funcionó y dentro del microclima de la derecha el PP pierde por derecha de la mano de Vox que supo mantenerse en su línea y pierde por el centro de la mano de Ciudadanos, que si supo diferenciarse muy bien de Vox y ahora le disputa el liderazgo tanto del bloque como de la oposición parlamentaria a Sánchez.

Del lado del bloque de la izquierda la suma con UP y los grupos no independentistas no le alcanza a Sánchez y queda al borde de los 176 de la mayoría absoluta, necesaria para la primera votación de investidura, pero no para la mayoría simple requerida para la segunda votación de investidura. En este sentido tanto el PNV como Bildu ya han adelantado su apoyo a Sánchez. Y aun así,  si Sánchez quiere una mayoría holgada deberá contar con el apoyo de los independentistas catalanes, de los cuales al momento ERC, no ha negado su apoyo el PSOE y su voluntad de diálogo.

Muy revelador fue lo que sucedió anoche cuando Sánchez salió al balcón de Ferraz una vez finalizado el escrutinio y la militancia socialista le dejó bien en claro que no le agrada en lo más mínimo un acuerdo con Ciudadanos y lo expresó cantado “Con Rivera no” y tan irónico como insólito resultó que en la propia sede del PSOE también se cantase “Si se puede”, el slogan de Podemos, un claro llamamiento a Sánchez a hacerse cargo de la conformación de un bloque y un gobierno de “izquierda”.

Por parte de Podemos la valoración de Iglesias fue clara, “nos hubiera gustado un resultado mejor, pero es suficiente para construir un gobierno de coalición de izquierda”. Evidentemente podemos sale un poco golpeado en cuanto a perdida de escaños y de la tercera posición en el ranking de los más votados, superado por Ciudadanos, pero presionando y corriendo “moderadamente” y tibiamente al PSOE por izquierda.

Irónico, insólito pero también representativo de la inestabilidad  y la crisis política e institucional resulta también el hecho de que los presos catalanes y en juicio por sedición como Oriol Junqueras, entre otros, hayan salido electos diputados y tendrán que sentarse en el parlamento frente a los diputados de Vox entre los cuales se encuentra el abogado de la parte acusadora en el juicio al procés, como bien dijo Rufian (portavoz de ERC), “enhorabuena a los compañeros presos de ERC, porque les han ganado a sus carceleros”.

Lo que expresa el triunfo de Sánchez

Si bien es indiscutible el triunfo de Sánchez, hay que tomar nota de lo siguiente.

La participación fue enorme, y aunque muchos seguramente votaron con los ojos tapados, o al mal menor,  lo cierto es que se votó contra la derecha y,  evidentemente,  ese voto antiderecha, anti Vox, anti bloque trifachito se movilizó, destacándose el voto joven y el de las mujeres. Como también se movilizó el voto  de la “España vacía”, donde parece que no todo es “toros y caza” y donde ganó el PSOE y esa motivación se expresó electoralmente en el voto al PSOE, que simboliza y capitaliza ese sentimiento de rechazo a la derecha y  su avance.

Por eso estas elecciones más que confianza ciega o un cheque en blanco al PSOE denotan una reacción y movilización del voto hacia el PSOE como expresión electoral, distorsionada, de rechazo a la derecha, un reflejo más de antifascismo que de  “voto útil”. Mezcla de viejo antifascismo de las generaciones más grandes que lo vivieron y sufrieron y nuevo antifascismo de los trabajadores, las mujeres y la juventud que no quieren ver su futuro y sus derechos pisoteados y pelean.

Ahora habrá que esperar hasta el 26 de mayo para los posibles pactos y alianzas, pero descartada por el momento y más taxativamente del lado de Rivera que de Sánchez la posibilidad del  pacto con Ciudadanos habrá que ver si Sánchez se decanta por la variante de gobierno en solitario como se rumorea en Ferraz o si opta, por la variante de investidura sin necesidad de apelar al voto independentista catalán o si finalmente buscará su apoyo.

El PSOE la tiene fácil para resolver el puzzle y formar gobierno, lo que no es lo mismo que gobernar ya que tendrá que hacerlo con un Congreso de los Diputados fragmentado  convulsionado, en una constatación más del fin del bipartidismo y de las mayorías absolutas en el estado español.