Los despidos son en empresas constructoras del principal grupo empresario del país en las provincias de Buenos Aires, Neuquén y Córdoba.
Los Rocca son los empresarios más ricos de Argentina, con una espalda financiera más que suficiente para soportar la crisis de la cuarentena sin mayores pérdidas que lo ganado en pocos días. Pero la lógica de hierro del capitalismo se impone de esta forma: si no se gana en enormes cantidades siempre y todo el tiempo, nada es viable.
Cuando hay ganancias extraordinarias, que son más que multimillonarias, a los trabajadores les caen algunas migajas en su mesa. Cuando esas ganancias crecen, las migajas se mantienen con suerte iguales. Cuando hay una mínima crisis, ineludiblemente la pagan los trabajadores. Cuando hay ganancias extraordinarias, es natural que vayan a engordar los bolsillos de los más ricos entre los ricos; cuando hay alguna mínima pérdida, se reparte democráticamente de manera tal que la sufran los trabajadores. Los millones producidos por ellos durante años se quedan prudentemente guardados en una cuenta bancaria.
Según la revista Forbes, Rocca posee él solo nada más y nada menos que 6,6 mil millones de dólares… ¡Un solo hombre tiene en sus bolsillos una suma cercana al 10% del PBI argentino y no puede perder ni un centavo! Así, los verdaderos productores de esa riqueza se convierten en víctimas de lo construido con sus propias manos.
Los responsables de Techint Ingeniería y Construcción, se presentan a sí mismos como “una de las principales empresas constructoras del país, contribuyendo al desarrollo de la industria nacional y al fortalecimiento de las comunidades donde trabaja” con sus 70 años de historia. Lo que no cuentan es que llevan décadas y décadas de fraudes en torno a la obra pública y los negocios con el Estado. Durante el menemismo, se llenaron los bolsillos de manera fraudulenta con negocios como la privatización de SOMISA y la concesión de CEAMSE, que pasaron de ser empresas del estado a despedir miles y miles de trabajadores y llenarle los bolsillos a este grupo de parásitos.
¿Y la UOCRA? Dicen: “Hay un abuso por parte del sector empresario que una vez más dan la espalda al país y a sus trabajadores. Mientras, todos estamos poniendo el hombro para que ante esta pandemia sigamos sacando Argentina de este grave momento”. Las declaraciones de los supuestos representantes de los trabajadores suenan a un pedido de que les alcancen un pañuelo en el qué llorar en la comodidad de su cuarentena. Ni una palabra de defender a los trabajadores, nada de exigirle (o siquiera rogarle) al gobierno una medida mínima en defensa de los puestos laborales, nada: lloriqueo en los medios.
La Cuarentena implica una crisis social y económica como hacía mucho no se veía. Pero existen recursos de sobra para soportar unos días de encierro. El problema que cruza a toda la sociedad es que las riquezas producidas por los trabajadores (comida, edificios, servicios, etc.) existen solamente para llenarle los bolsillos más y más a un puñado minúsculo de personas.
Pronunciándose sobre esto, la Corriente sindical 18 de Diciembre se pronunció diciendo que: «Exigimos de inmediato la PROHIBICIÓN DE DESPIDOS POR 180 DÍAS y la reincorporación inmediata de todos los trabajadores. Cada patronal que despide en este momento debe ser expropiada y estatizada bajo control de los trabajadores. Exigimos que la cuarentena deba ser cumplida y recibiendo el 100% del salario habitual.»