Ale Quelcom
Los tests rápidos del primer lote para la detección del COVID-19 comprado por el Ministerio de Sanidad están defectuosos. Habían sido comprados a un proveedor español y habían sido fabricados en China por la empresa Bioeasy Biotechnology.
El gobierno español asegura que el proveedor español cumplía con la homologación de la Unión Europea. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmaba: “verificamos el fabricante” y “era un proveedor de confianza”. Por otro lado, la Embajada China en España declaró que esta empresa no tiene la licencia de la Administración Nacional de Productos Médicos de China, es decir, no tiene licencia para vender en su propio país.
Una de las dos empresas certificadoras encargadas de la homologación de la UE, Qarad, aseguró que: “Los test no se prueban previamente. La legislación europea no exige que los test pasen un control de calidad previo. El distribuidor puede hacerlo pero no está obligado.” Según la empresa, su tarea consiste en revisar la documentación técnica del fabricante, el etiquetado y avalar una declaración de conformidad del fabricante con las directivas europeas. La otra empresa certificadora, DakkS, precisó que “su papel es certificar que el fabricante cumple requisitos en términos de gestión y dirección pero en ningún caso testar específicamente sus productos”.
El Gobierno compró un total de 650.000 test rápidos a esta empresa. Los primeros 50.000 test en llegar fueron sometidos a varios análisis en distintos laboratorios. Según el Instituto Nacional de Epidemiología y varios hospitales de Madrid, los test no tienen suficiente sensibilidad. Muestran una sensibilidad del 30% (inferior a las pruebas actuales con un 80% de sensibilidad) y podrían dar falsos negativos para el 70%.
Es por eso que han sido retirados y devueltos a la empresa fabricante y van a ser sustituidos por otros de la misma empresa que sí han demostrado una sensibilidad adecuada. Según el Ministerio de Sanidad: “Las 50.000 unidades que habían llegado no se han llegado a distribuir y van a ser sustituidas, estas 650.000 unidades, por otras que tienen unos estándares que nosotros exigimos». En palabras de Fernando Simón – director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias – estas nuevas pruebas están “en proceso de llegada a España”.
Esta adquisición se esperaba con esperanza ya que permitía la realización de muchas pruebas del virus, liberando carga de trabajo a los laboratorios de microbiología que actualmente elaboran test PCR, pruebas que requieren personal e instrumentos especializados y un tiempo de espera de 4 horas. Actualmente estos laboratorios están en su límite de capacidad, realizando entre 15.000 y 20.000 muestras diarias. Los test rápidos muestran el resultado en 15 minutos a partir de una gota de sangre, siendo un análisis fácil y rápido, que en grande cantidades multiplicaría la capacidad diaria de muestras.
Las derechas no han desaprovechado la ocasión. Pablo Casado, presidente del PP, ha cargado a través de Twitter: “Sánchez debe explicar por qué el Gobierno no ha validado los test que ha comprado y que no funcionan, y si se han adquirido a una empresa sin licencia, como dice China. Si es cierto, estamos ante una auténtica irresponsabilidad que debe tener consecuencias», subraya. Por otro lado, Vox ha vuelto a pedir la destitución del responsable del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, algo más suave, afirmó que “No podemos permitirnos pasos en falso en esta crisis. Esto no puede volver a pasar”.
El PP ha solicitado que la ministra de Hacienda comparezca en la Comisión de Sanidad del Congreso como gestora de la compra de material sanitario y PP y Vox han reclamado al Ministerio de Sanidad el expediente de la compra de los test rápidos.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue claro con respecto a la necesidad de hacer test masivos, además de la cuarentena: “Tenemos un mensaje simple para todos los países: prueben, prueben, prueben. Prueben cada caso sospechoso. Si dan positivo, aislarlos y descubrir con quién han estado en contacto dos días antes de que desarrollaran síntomas y también evaluar a esas personas, es clave”.
A casi dos semanas del inicio de la cuarentena y con la mirada puesta en la prórroga de dos semanas más, España sigue sin realizar test masivos a la población. Alemania, por otro lado, que sí ha aplicado test masivos, es el tercer país con mayor cantidad de infectados pero las cifras de fallecidos son mucho menores que las de Italia y España.
Este escándalo se da después de casi dos semanas de cuarentena y en un contexto de colapso cada vez mayor del sistema de salud. Los sanitarios alarman del desbordamiento de los hospitales y de la escasez de medios y de equipos de protección. En diversos puntos del país están poniendo en pie hospitales de campaña de cara al que se estima que será el peor punto de saturación de la sanidad pública (unas dos semanas después del pico de contagio). Mientras tanto, la empresa privada HM Hospitales, que cuenta con 17 hospitales y 21 policlínicos en todo el territorio, está pidiendo a parte de su plantilla que se vaya de vacaciones o pida reducción de jornada o excedencias voluntarias en plena crisis del coronavirus. La polémica de los test defectuosos explota mientras las cifras siguen sin aflojar: 64.059 infectados (de los cuales, 9.444 son sanitarios), 4.858 fallecidos y 9.357 altas.