Unos 13.500 trabajadores de todo el Estado Español excepto Euskadi han ido a la huelga hoy para denunciar el robo de la patronal al no pagar los salarios que prometieron y exigir la adaptación de los contratos con más horas, la contratación de seguridad y que se cumplan los protocolos de seguridad y salud.
Obligar a los trabajadores de Lidl a trabajar horas extras sin pagar la cotización a la seguridad social ni otros suplementos que tendría un contrato fiel a la realidad no es nada nuevo. Así nos lo cuenta un trabajador del supermercado de Calafell. Sin embargo, esta práctica se vuelve abusiva en tiempos de pandemia, donde si estos trabajadores son esenciales, sus vidas no lo son tanto para la patronal.
A inicios del estado de alarma la empresa prometió pagar el 150% de las horas trabajadas. Al pasar dos semanas -las más intensas de la pandemia para los trabajadores del sector alimentario- la empresa se desdijo, diciendo que pagaría el 150% de las horas extras trabajadas entre el 9 y el 29 de marzo. Esta medida tampoco se ha materializado, denuncian los trabajadores y los sindicatos que lograron pactarla.
Lo único que han recibido por haber trabajado durante la crisis sanitaria en marzo, nos cuentan, es una prima de 160 € por contrato a jornada completa y lo proporcional para jornada partida. Sin embargo, la mayoría de la plantilla (excepto encargados) tiene un contrato de media jornada, y la completan con horas extras, perdiendo la mitad de la prima.
No suficiente con ese robo, el mes de abril eliminaron las horas extras sin aumentar el horario de los contratos, con el falso argumento de que “no hay ventas”. Los trabajadores solo trabajaron las horas estipuladas, cobrando el sueldo base. De esta forma la carga laboral aumentó aún más mientras la empresa se ahorró el dinero de la mitad de la prima del mes anterior. A todo esto, cuando las y los trabajadores piden más horas en sus contratos la empresa se niega.
A esto se suma la vergüenza del reparto de EPIs. En Calafell las mascarillas llegaron a finales de marzo, cuando el estado de alarma se inició el 15. A mediados de abril llegaron pantallas protectoras y mascarillas reutilizables. La empresa se ha marcado la repartición de EPIs como un tanto glorioso, cuando llegaron tarde y obligado por ley.
Además. los sindicatos CCOO y UGT avisan que la empresa se niega a reforzar la seguridad y que la está bajando para reducir costes. El mes pasado, Lidl comenzó a retirar al personal de seguridad de las puertas, con lo que no se controla el aforo y es imposible mantener la distancia de seguridad en las tiendas. Explican también que en los locales donde se ha puesto seguridad, la misma empresa no ha permitido que hubiera cola fuera de la tienda y ha hecho entrar todas las personas posibles “para evitar la mala imagen de la cola en el exterior”. Ahora son los mismos trabajadores los que deben ocuparse de controlar el flujo de clientes y en consecuencia, la misma faena acaba recayendo sobre menos trabajadores dentro del local.
A medida que vamos avanzando en la desescalada, se vuelven a abrir ciertas secciones de los supermercados que antes estaban cerradas, pero todavía no hay protocolos de seguridad para poder retomar la actividad de forma segura. En algunos casos, los reglamentos que les llegan a los trabajadores son imposibles de cumplir ni siquiera por la misma empresa. Por ejemplo, el protocolo para la apertura de la sección textil obliga a vender todos los productos embalados, cuando toda la ropa que llega a las tiendas no tiene ningún tipo de embalaje.
Por todo esto, los y las trabajadoras de Lidl se han organizado en piquetes informativos para dar a conocer el trato nefasto que reciben de su propia empresa, y animar a los clientes a solidarizarse con la huelga.
La crisis la pagamos la clase trabajadora
Las y los trabajadores de Lidl están trabajando durante la pandemia, arriesgando su salud y la de sus familias durante la pandemia y demostrando que los trabajadores normalmente invisibles son los realmente esenciales. Trabajadores y trabajadoras de los supermercados, de la limpieza, del ámbito de la salud, de los cuidados, del sector de los transportes… son los que mueven el mundo.
A pesar de que el sector alimentario es de los pocos que no se ha detenido por la pandemia y no ha dejado de tener ganancias, Lidl se niega a aumentarles horas del contrato a sus trabajadores ni a pagarles el sueldo que prometieron y pactaron. Y no satisfechos con esto, Lidl exprime aún más a sus trabajadores: «Hay tiendas que están doblando las ventas y ni siquiera se han utilizado los horarios previstos para la mitad de esas ventas; es decir, ganan mucho más mientras reducen las horas a los trabajadores buscando aumentar la productividad».
Lidl no solo se suma a la larga lista de empresas que con beneficios millonarios en los años anterior se niega a “perder” – o más bien no ganar todo lo que querría – sino que la empresa alemana ha sacado beneficios multimillonarios récord durante la pandemia. Ya sea con ERTEs , con despidos o recortando sus derechos laborales, los capitalistas descargan la crisis del coronavirus sobre las espaldas de la clase trabajadora.
Desde Socialismo o Barbarie nos solidarizamos con las y los trabajadores de Lidl y nos sumamos a sus reclamos. ¡Cuidemos a los esenciales! ¡Contratos con aumento de horas! ¡Pago del 150% de las horas trabajadas! ¡Aumento de salario para lxs trabajadorxs esenciales! ¡Contratación de seguridad y protocolos de seguridad e higiene ya! ¡Nuestras vidas valen más que sus beneficios!