Ale Quelcom
Unas 17.000 personas, incluidos sectores anti-cuarentena, anti-vacunas, de extrema derecha y conspiranoicos, marcharon el sábado en Berlín contra las restricciones por el coronavirus.
La marcha, bajo el nombre de “El día de la Libertad – El fin de la pandemia”, protestó contra la “tiranía” de Angela Merkel y la normativa del COVID-19. “Queremos volver a la democracia. Abajo las leyes que nos han impuesto, abajo las mascarillas que nos hacen esclavos”. Por supuesto, las mascarillas y la distancia física brillaron por su ausencia.
Alemania es uno de los países menos castigados de Europa, con 209.653 casos confirmados y 9.148 fallecidos. Sin embargo, ahora está sufriendo rebrotes en todo el país. Los últimos datos contabilizan 955 nuevos contagios diarios, el máximo desde el mes de mayo – hace una semana eran 800-850 y a mediados de junio, 300-350 –.
Actualmente es obligatoria la distancia de 1,5 metros entre personas y el uso de mascarilla en caso de no poder garantizar la distancia física. Además, desde el sábado se realizan tests de forma gratuita a todos los viajeros que regresan a Alemania y a partir del lunes serán obligatorias para aquellos procedentes de regiones de riesgo.
La manifestación de negacionistas fue respondida con varias convocatorias de izquierda bajo el lema «Abstand halten gegen rechts» (Mantenga la distancia con la derecha), de las que participaron cientos de personas.
La manifestación de Berlín recuerda a las protestas anti-cuarentena en el Estado español y en Estados Unidos. Todas ellas van en la misma dirección: protestar por la “dictadura” de la cuarentena y las mascarillas (“Encerrados sois libres”, rezaban los carteles en Madrid). Exigen más “democracia” y libertad: libertad para mandar a los currantes a trabajar y que los empresarios no dejen de tener beneficios.
Mientras los negacionistas están en su mundo de conspiración de Bill Gates, los trabajadores hace ya meses que han vuelto al trabajo presencial y hemos visto rebrotes importantes en sectores como el cárnico o el de la agricultura, donde la patronal no garantiza ni respeta las medidas de seguridad.
Sea Alemania, España, Estados Unidos o Argentina, los sectores negacionistas no salen a las calles a exigir EPIs para el personal médico o para los currantes esenciales, no salen a exigir que sean los capitalistas los que paguen la crisis económica y tampoco salen a exigir que la clase trabajadora pueda cuidar su salud del COVID-19. No les importa nada la vida de los de abajo: no son solamente “covidiotas” sino anti-trabajadores.