Cristian Leiva
Autoridades de gobierno anunciaron la estatización temporal de los hospitales privados. Estará vigente hasta que se logre contener la pandemia, poniendo claros límites a la medida. La medida implica la incorporación de 2000 camas, nueve laboratorios y miles de empleados que pasarán a formar parte del sistema de salud estatal.
El ministro de Salud irlandés Simon Harris informó que la atención será gratuita en todos los hospitales.
Otra de las noticias recientes fue el anuncio de la inversión de cuatro mil millones de dólares para garantizar los ingresos de los ciudadanos afectados por la pandemia.
El ministro de salud del país declaró: “Por supuesto, debemos tener igualdad de tratamiento, los pacientes con este virus serán tratados de forma gratuita y serán tratados como parte de un único servicio hospitalario nacional«.
“Mientras dure esta crisis, el Estado tomará el control de todas las instalaciones hospitalarias privadas y administrará todos los recursos para el beneficio común de toda nuestra gente. No puede haber espacio para lo público frente a lo privado cuando se trata de una pandemia”, expresó. El país lleva nueve muertos y 1564 casos positivos.
El gobierno de Irlanda se ve obligado a tomar esta medida presionado por los acontecimientos, en la búsqueda de no repetir la historia de Italia y España.
Fuentes oficiales anunciaron además que por tres meses el 70% de los salarios de los trabajadores cuyos empleos están en riesgo serán asumidos por el estado, con un límite de 410 euros mensuales.
Desde el martes pasado están cerrados todos los locales comerciales salvo los que prestan servicios esenciales. Además, se inició una campaña para fomentar la cuarentena sin establecer confinamientos obligatorios. Sin embargo, se han restringido las reuniones a un máximo de 4 personas y se ha incrementado la cantidad de efectivos policiales en las calles, en sintonía con los endurecimientos represivos y las medidas de control social que están tomando todos los gobiernos.
Las crisis agudas que ponen a prueba a la sociedad capitalista como un todo suelen implicar estos giros de la historia. Los gobiernos que vienen de décadas de desmantelamiento de los estados de bienestar se están viendo obligados a tomar medidas de emergencia que ponen al desnudo los límites históricos de la propiedad capitalista.
Las privatizaciones y el crecimiento de la salud privada implican mucho más que la segmentación clasista del acceso a ella. En tiempos normales, este parece ser su único límite, pero no es así. Se está haciendo sentir en todos lados la inexistencia de una organización centralizada para el tratamiento de grandes emergencias, que ponga todos los recursos de la sociedad contemporánea en función de un objetivo.
La sanidad privada está esquivando el bulto de la atención al Coronavirus y su emergencia en casi todos lados. Escamotean en sus recursos para no poner en riesgo sus ganancias futuras en función de una crisis que no quieren atender.
Los gobiernos capitalistas tienden siempre a defender a los capitalistas y pareciera que, partiendo de esa afirmación, deberían defender de manera irrestricta los intereses de las grandes empresas de la salud. Pero hoy hay mucho más en juego que las ganancias de una parte de la clase capitalista. La crisis del Coronavirus implica un riesgo enorme para toda la sociedad y toda la clase dominante, que necesita contenerla de manera urgente para volver a los negocios con normalidad. Que la salud siga estando en manos privadas pone coyunturalmente en riesgo las posibilidades de reproducción de todos los negocios y, por lo tanto, trasciende a los intereses de un grupo de ricos en particular.
No confiamos en los gobiernos que vienen de décadas de desmantelamiento de los «estados de bienestar» y desfinanciamiento de la salud. Sus intenciones están muy lejos de ser la conformación de un sistema de salud público y de calidad para las mayorías trabajadoras: en Irlanda tomaron una medida de emergencia movidos por la imposibilidad de hacer otra cosa. La otra opción era caer en el marasmo de Italia y España.
Es altamente sintomático de la historia que estamos viviendo que la propiedad privada capitalista ponga en riesgo la viabilidad de la propia propiedad privada capitalista. Los sistemas de salud y la economía mundial como tal entraron en una crisis muy profunda y, con ellas, las ilusiones de décadas de ideología neoliberal.