Francia: La renuncia del ministro Collomb debilita al gobierno

Santiago Follet

Si él hubiera querido demostrar, a pesar de negarlo sin convencer a nadie, que el jefe de Estado ha perdido el control sobre los acontecimientos y que no tiene ni la experiencia, ni los reflejos indispensables para su función, el ex ministro no hubiera podido hacerlo mejor. Como escribíamos aquí mismo en el momento de la primera amenaza de renuncia de M. Collomb, Emmanuel Macron no tenía más opción que reaccionar y despedir rápidamente a su ministro. Al negarse, para seguir siendo el dueño de la agenda, hoy sufrió la imposición de esta salida de manera humillante.

Editorial Le Monde, 03/10/2018

 

El último que apague la luz

La confirmación de la renuncia del ministro del interior Gérard Collomb, constituye un verdadero golpe para el gobierno de La República en Marcha. En efecto, el veterano del PS había presentado su renuncia varias veces en los últimos días, presionando a Emmanuel Macron a aceptarla, quien a pesar de intentar reternerlo en el cargo, debió finalmente aceptar la salida de uno de sus más altos colaboradores. El puesto quedará cubierto momentáneamente por el primer ministro Édouard Philippe, de forma interina, mientras que Collomb volverá a replegarse sobre la ciudad de Lyon, para regresar a sus funciones al mando de dicha alcaldía. Luego de la renuncia al ministerio de ecología de Nicolas Hulot, hace pocas semanas, la reciente salida del ministro del interior contribuye a aumentar aun más la debilidad de un presidente cuya imagen pública se ha deteriorado rápidamente durante los meses del verano.

Es que luego de un primer año de puras victorias para el joven Macron, que mostraba una imagen fuerte, como el renovador de la República Francesa que logró imponer fuertes  contrarreformas arrasando los derechos sociales de jubilados, ferroviarios y estudiantes, la crisis política abierta a partir del escándalo de Alexandre Benalla, el «patovica personal del presidente », ha modificado sustancialmente la tónica de una situación nacional que demuestra elementos de inestabilidad en las altas esferas de la gestión presidencial. En este sentido, Collomb fue uno de los grandes perdedores de la exposición mediática que mostró al «primer policía de Francia » como un verdadero incompetente que parecía no tener idea de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, razón que permite explicar su dimisión anticipada al cargo nacional, que lo lleva a refugiarse en su quintita local.

Por su parte, Macron ya había hecho el ridículo esta semana cuando en un viaje a las Antillas para visitar a las víctimas del huracán Irma, se sacó una selfie junto a dos jóvenes, uno de ellos siendo un ex preso por robo recién salido de prisión y el otro posando con el torso desnudo y haciendo el gesto del « dedo de honor », situación que irritó a la derecha y a la extrema derecha francesas que lo interpretaron como una ofensa a la investidura presidencial. Marine Le Pen aprovechó para descargar toda su furia reaccionaria tildando este hecho de « imperdonable » y declarando « no encontrar palabras para expresar su indignación » ante semejante ofensa a «Francia ».

El gobierno tambalea, pero la burocracia quiere « dialogar »

En cualquier caso, más allá de los escándalos, las renuncias y los cuestionamientos, la realidad indica que el gobierno continúa llevando a cabo su política de supresión de derechos sociales. En este sentido, el nuevo ataque de Macron se enfoca en reducir los seguros de desempleo, agravando aun más la situación de precariedad en la que vive el sector más vulnerable de la sociedad. Una nueva iniciativa que se suma al paquete de contrarreformas  entre las que se encuentran la planeada reforma impositiva que el gobierno espera para comienzos de 2019, enmarcado en el recorte de las pensiones y los ataques a los inmigrantes, a la universidad pública y a los ferroviarios vividos a lo largo del año. En definitiva, más para los que más tienen y cada vez menos para los de abajo.

Si hay una conclusión que el movimiento de la pasada primavera, que puso en pie la unidad obrero-estudiantil para enfrentar los ataques de Macron, debe sacar para los combates que siguen, es que las estrategias de lucha propuestas por las direcciones sindicales no estuvieron a la altura de las circunstancias y fueron un factor determinante de las derrotas que el gobierno logró imponer sobre los trabajadores. En efecto, ni la huelga de días salteados, ni la política de « diálogo social » dieron buenos resultados contra este gobierno en los meses anteriores. ¿Por qué lo harían entonces en este momento?

Sin embargo, ante el anuncio de las nuevas medidas, los líderes de Force Ouvrière y de la CFDT han vuelto a abrir una línea de diálogo, para sentarse a conversar con el gobierno y acordar los detalles de aprobación de las nuevas contrarreformas. Se trata de una estrategia criminal, que lejos de preparar a la clase obrera para la victoria, anticipa una nueva derrota antes de comenzar a luchar. Porque en un momento en el que el gobierno se encuentra débil, por la renuncia de sus ministros, mientras su imagen pública se deteriora constantemente, lo último que habría que hacer es darle aires para que se pueda recomponer.

Macron es el presidente de los ricos, de los grandes capitalistas, y por ese motivo, no puede ofrecer nada bueno para los trabajadores, porque sus intereses son exactamente los opuestos a los nuestros. Por ese motivo, no hay nada que « dialogar » con este gobierno, no hay que darle ni tiempo ni respiro para que se recomponga y, menos que menos, hay que dejar que esta crisis gubernamental sea capitalizada por la extrema derecha, que puede crecer ante el descontento con la presidencia.

9 de octubre : a las calles contra Macron

Además de llamar al diálogo social, la intersindical compuesta por la CGT, FO, Sud y otras centrales, ha propuesto la próxima fecha de movilización nacional para el martes 9 de octubre. Esta jornada aparece en el calendario como el comienzo del año político luego del receso veraniego, pero la verdad es que una fecha de movilización sin convocatoria a paro, dista mucho de ser el plan de batalla necesario para enfrentar las políticas del gobierno.

En estos momentos, son numerosos los sectores en lucha, entre los que se encuentran los obreros de la fábrica Ford Blanquefort, que pelean por salvar sus puestos de trabajo, los carteros de Haut-de-Seine, en huelga hace más de seis meses, los estudiantes « sin facultad », que han quedado fuera de la selección universitaria, los jubilados, contra el ajuste a las pensiones, etc.

Si bien esta fecha ha sido convocada « para la foto », de forma « simbólica », y muchos sectores de trabajadores seguramente no movilizarán para que no les descuenten el día, ante la ausencia de un llamado a paro, es importante que la izquierda revolucionaria se movilice de forma crítica e independiente en este día. Es necesario darle un carácter combativo a la jornada, porque para derrotar al gobierno de Macron y sus contrarreformas, los trabajadores debemos utilizar nuestros métodos históricos de lucha, que son la huelga y la movilización, sin depositar ninguna confianza en el diálogo social, que proponen las direcciones sindicales.