Chofer de autobús de Minneapolis: “Es imperativo que los sindicatos den lucha por el conjunto de los trabajadores”

Los choferes de autobús de Minneapolis se negaron a transportar detenidos en las represiones, boicoteando el accionar policial y apoyando a las masas en lucha. Entrevista a uno de los protagonistas de esta ejemplar acción obrera.

La gente celebra luego de que un conductor de autobús se haya negado a ayudar al Departamento de Policía de Nueva York a transportar a manifestantes en Brooklyn

Entrevista con Adam Burch

Los sindicatos deben jugar un papel central en la pelea contra la brutalidad policial. Hablamos con un conductor activista de base en Minneapolis quien está organizando a sus compañeros en pos de rehusarse a asistir a la policía en el transporte de manifestantes detenidos, porque, como dice, “un golpe a uno es un golpe a todos”.

El asesinato de George Floyd en Minneapolis ha desencadenado una ola de protestas y levantamientos a lo largo y ancho del país. El problema de la violencia policial, sumado a la pandemia del COVID-19 y la crisis del desempleo, llevó a varias personas hasta una situación límite.

Dado que la inmensa mayoría de quienes se encuentran protestando son trabajadores, sería lo más lógico que sus organizaciones se vean envueltas en la lucha. Varios sindicatos sacaron comunicados repudiando el asesinato de Floyd, incluida la Amalgamated Transit Union (Sindicato Unido del Tránsito) o ATU, que representa a los conductores de Minneapolis. Yendo incluso un paso más allá que otras organizaciones de trabajadores, la ATU defendió el derecho de sus miembros de negarle asistencia a la policía, declarando: “Los conductores de ómnibus de Minneapolis – nuestros trabajadores – tienen el derecho de declinar la peligrosa tarea de transportar policías a las marchas y a los manifestantes detenidos lejos de las comunidades donde muchos de nuestros miembros residen. Esto es un mal uso del transporte público.”

En el día de ayer, la corresponsal de Jacobin Mindy Isser entrevistó a Adam Burch, un activista de base que trabaja como chofer de ómnibus en Minneapolis y ha estado organizando a sus compañeros en contra de la asistencia a la policía por parte del transporte de la ciudad. Hablaron del desarrollo de la lucha en Minneapolis, de sus posts en Facebook y consiguiente petición apuntada a sus compañeros de sindicato, y del rol vital que los trabajadores organizados pueden jugar contra la violencia policial.

 

MI: ¿Puede compartirnos cómo fueron los últimos días en Minneapolis?

AB: Es como un torbellino. He estado en organizaciones de izquierda desde hace tiempo. He asistido a manifestaciones, concentraciones, lo que sea, y jamás ha habido algo como esto.

Lamentablemente, Minneapolis tiene una tradición de policías asesinando a ciudadanos afroamericanos – el asesinato de Jamal Clark en 2015 en el norte de la ciudad, y luego la ocupación de la Comisaría n°4; y luego, en 2016, el asesinato de Philando Castle, seguida de la ocupación de la Casa de Gobierno y el cierre de del I-94 (1. es el formulario de entrada y salida del país manejado por la Aduana, supongo que se refiere al colapso del sitio web). Las respuestas y los movimientos originados alrededor de esos hechos palidecen en comparación con lo que está sucediendo ahora. No estuve en Ferguson o Baltimore (2. Hubo una serie de manifestaciones similares en 2015, en Baltimore, Maryland, por las lesiones en cuello y columna, y posterior muerte de Freddie Gray luego de haber sido arrestado, y en 2014 en Ferguson, Missouri, por el asesinato de Michael Brown) , pero mucha gente está comparándola con esos altercados, preguntándose si esta es la mayor rebelión contra la brutalidad policíaca.

El asesinato ocurrió el lunes, y al día siguiente el país se despertó con esa noticia. Hubo una concentración convocada inmediatamente por un número de agrupaciones de izquierda en 38 y Chicago, el cruce donde Floyd fue asesinado.

Esa área es un barrio obrero residencial al sur de Minneapolis, y a lo largo de toda la calle, la gente salió al frente de sus casas con carteles que rezaban “Justicia por George Floyd” y “Black Lives Matter” (las vidas negras importan). Hubo un claro apoyo de la comunidad a las protestas.

Marchamos a la Comisaría n°3, donde la policía había cerrado el área con barricadas militares y no tardó en utilizar gas pimienta y en marcar a los manifestantes con pintura. Estas acciones contribuyeron a la escalada de furia general. No ha dejado de crecer desde ese momento hasta convertirse en una verdadera revuelta.

Todos estuvimos viendo las Noticias – durante el día, hay protestas pacíficas, sin violencia, y a la noche se radicaliza. Creo que la policía ayudó mucho a que eso ocurriera en la noche del miércoles por sus tácticas. Pero el jueves, luego de que se llegara a un punto muerto entre los manifestantes y la policía, quedó claro que estos últimos perdieron el control de la situación y decidieron retirarse del área. Ahí fue cuando los manifestantes ocuparon y quemaron el edificio.

 

MI: ¿Puede desarrollar más sobre el hecho de que esto sea una revuelta y una rebelión mayor contra la violencia policial?

AB: Como dije, hay una desafortunada tradición de crímenes policiales. En ninguno de esos casos puede decirse que hubo justicia. Así que hay una especie de resabio de todas esas situaciones donde no funcionó la justicia.

Hay una increíble cantidad de pobreza y falta de hogar en Minneapolis. Hay un gran número de nativos americanos, y en el área de la ciudad donde muchos viven, se han formado asentamientos de gente sin hogar en las inmediaciones de una ruta. Esto es un gran síntoma de lo mal que está la situación inmobiliaria, lo inalcanzable que es para la clase obrera y cómo muchos se ven desplazados. La ciudad aprobó una ley para un sueldo mínimo de u$s15, pero fue algo por lo que tuvimos que pelear con uñas y dientes – el establishment de la ciudad se opuso firmemente, y pudo ser aprobado gracias a la organización del movimiento obrero.

La policía ve su presupuesto agrandarse año a año, mientras todos los demás sufren recortes – como en todos lados. Y hay una falta de responsabilidad financiera. Tan solo uno de los políticos de la ciudad no es Demócrata. Nuestra Revolución apoyó a varios candidatos que lograron ganar, y existía esa sensación de que habría progresos en el concejo de la ciudad. Pero nada ha cambiado realmente.

Todo este tiempo, ha habido un policía racista que cuenta con un largo historial de abusos a las personas que detiene o interroga – por ejemplo, una vez le disparó a alguien durante un arresto, y tuvo múltiples quejas contra su conducta. Y apenas ahora fue despedido.

Hay un fracaso sistemático en cada nivel del Partido Demócrata local para lograr cualquier cosa. Toda conquista recae sobre los hombros de los movimientos populares.

Con la pandemia en marcha, estamos viviendo la peor recesión que nadie recuerde, y creo que hay una total desintegración del tejido social. Es un sentimiento extraño, surrealista. La gente que participa en las protestas siente que no tiene nada que perder. Estamos lidiando con los recortes presupuestarios desde incluso antes que la pandemia, y ahora se suma con la recesión, y las promesas de los políticos de que van a cuidar a la clase trabajadora no están siendo cumplidas. Hay niveles demenciales de desempleo, la gente está perdiendo el trabajo, y ahora se te recuerda que tu departamento de policía puede matarte. Toda la situación es una bomba a punto de estallar, y solo necesita una chispa.

 

MI: En la noche del miércoles, publicaste un post altamente compartido en Facebook, declarando que “si nos golpean a uno, nos golpean a todos”, y aseguraste que ibas a “alentar e intentar convencer a todos los compañeros trabajdores y miembros del sindicato a negarse a asistir al Departamento de Policía de Minneapolis en la labor de transportar manifestantes detenidos”.  ¿Puedes decirme de dónde surgió eso?

AB: Me vi involucrado en la acción de julio de 2016 donde nos apoderamos de I-94. Hubo varios arrestados ese día, y yo fui uno de ellos. Nos llevaron a prisión en un ómnibus como el que conduzco yo.

Así que estaba cumpliendo mi turno la noche del miércoles. Sabía que se estaba llevando a cabo la ocupación de la Comisaría n°3, pero era una noche normal, más allá de eso. Recibí un mensaje del monitor que tenemos en cada vehículo – que es la forma que tiene control de tránsito para comunicarse con nosotros – diciendo “oigan, necesitamos los buses para la policía en 26 y Hiawatha”, que es el cruce donde se encuentra la comisaría. Recordé mi experiencia como detenido y decidí escribir el post.

Ignoré el mensaje porque lo que estaban pretendiendo era que trabajemos horas extra, básicamente. No iba a negarme en la cara de mi jefe, pero pensé que sería sencillo volver a la terminal y hablar con mis compañeros, para ver si ellos se negaban también. Y, tal vez, si éramos suficientes, y había suficiente presión, reconsiderarían si era un uso apropiado del transporte urbano.

 

MI: ¿Y tus compañeros te apoyaron, o fue una decisión solo tuya?

AB: El jueves volví al trabajo, y anunciaron que iban a suspender el servicio de tránsito, y que los que quisieran podían ofrecerse como voluntarios. Eso implicaba evacuar los vehículos de la terminal, conducir con la policía o transportar a los detenidos hasta la cárcel. Incluso antes de que hablara con ellos, muchos conductores no se sentían cómodos con la idea. Uno dijo que su esposa lo mataría si se encontraba cerca de las protestas, y otro que “en cuanto subas a la policía al vehículo, vas a ser un objetivo más para los manifestantes”. Una de mis compañeras en Despachamientos también se negó, y me dijo “no quiero apoyar al departamento de policía que mató a George Floyd”.

Hice mi post básicamente preguntando si estaban de acuerdo, y si iban a hablar con sus compañeros para no ayudar a la policía. Lo subí al grupo llamado Miembros Sindicales por la Justicia por George Foyd, y se lo envié a mis colegas. Ha sido una buena herramienta de organización. Así formamos una columna de trabajadores en la concentración de hoy (sábado). Nuestro presidente habló, así como también lo hizo un administrador de comercio, que es el presidente de la asamblea de afroamericanos local.

 

MI: ¿Cuál crees que es el rol que deben tomar los sindicatos ante los asesinatos de personas negras a manos de la policía, o ante otras formas de racismo?

AB: Esto es algo que estuvimos discutiendo. Creo que una de las razones por las que queríamos armar un grupo de Facebook y una concentración de trabajadores locales activos es para mostrar que los sindicatos son la fuerza más progresiva de la sociedad. Puede haber una baja consciencia sindical entre la gente, porque los miembros son pocos y hemos estado a la defensiva durante décadas, pero cuando los sindcatos están en su punto más fuerte, pelean por todos.

Estuvieron involucrados en los movimientos por los derechos civiles, toman en sus manos la cuestión de falta de hogar, organizan comunidades enlas inmediaciones de los lugares de trabajo. Esto es, por supuesto, porque si quieren ser efectivos en los momentos de huelga, deben tener el apoyo de la comunidad toda. Algo imposible si solo se enfocan las tareas en el lugar de trabajo.

Creo que es obligatorio para el amplio movimiento obrero aclarar que los sindicatos luchan por el conjunto de los trabajadores, la clase en su totalidad, estén organizados o no. Creo que eso le enseñará a la gente que los sindcatos son fuerzas de luchas en las que confiar, porque representan sus intereses de forma genuina, y son la mejor manera de protegerse de los patrones, las empresas, el Estado y sus fuerzas represivas.

La clase obrera organizada tomando parte en estos reclamos es lo que lleva a la victoria y a tener un movimiento de masas contenido. Hay un enorme deseo ahí afuera de continuar la lucha, pero de hacerlo de una manera organizada, colectiva, y los sindicatos pueden proveer muchísimo a esa organización que es necesaria.

Últimamente, los trabajadores están en la mejor posición para frenar la ganancia capitalista. Y eso es lo que está en juego. Los trabajadores organizados en la producción es la mejor manera de inyectar miedo en los patrones y las corporaciones de la clase dominante. Eso debe calar en nuestros movimientos, la noción de si la pelea es por mejores horarios o por el completo desarraigo del sistema policial. Se necesita un verdadero movimiento de masas para lograr eso.

 

MI: ¿Qué deben hacer los demás trabajadores, sindicalizados o no?

AB: Deben sumarse a las protestas, hablar con la gente y tener una idea del clima general, de su nivel de consciencia. Debe haber algún tipo de programa como guía y un claro conjunto de demandas. Deben haber días continuados de acción masiva, pero también deben haber reuniones (¡cosa que sé que la gente no quiere hacer!) para debatir, planear los siguientes pasos y refinar el programa.

Los movimientos que están afuera hoy necesitan de líderes que surjan de estos lugares. No creo que la gente deba ir a su casa, pero debe hacer planeación y un liderato. Eso es lo que está faltando en este momento.

Artículo aparecido en Jacobin

Traducción exclusiva para Izquierda Web de Santiago Damiani