Xavi Posets
Durante las últimas horas más de 8.000 personas provenientes de Marruecos han cruzado la frontera con España, entrando en la ciudad autónoma de Ceuta. De éstas, al menos 1.500 son menores de edad. La respuesta inmediata del Gobierno ha sido las devoluciones “en caliente”, una práctica ilegal según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) pero recogida en la Ley de Seguridad Ciudadana tal y como ha remarcado esta mañana el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, familiarizado con estas prácticas. De momento al menos 2.700 personas han sido devueltas de esta forma.
La tensión todavía se vive en la ciudad de Ceuta, especialmente en sus playas, ocupadas por los tanques del Ejército. Sobre las 22.00 h éstos arrojaban botes de humo contra las personas migrantes situadas al otro lado de la frontera.
El presidente del Gobierno ha anunciado hoy al mediodía su intención de viajar a la ciudad para “tranquilizar a la población” y asegurar la “devolución inmediata” de cada persona que haya cruzado la frontera de forma ilegal. Así, con su discurso apelando a la seguridad de los ciudadanos contra las personas migrantes y defendiendo la legitimidad como Estado de llevar a cabo políticas racistas, el presidente del gobierno “más progresista de la historia” hace el mayor favor que podría hacer a la derecha y extrema derecha, que no ha tardado en advertir de una invasión marroquí.
Esta ola migratoria es producto de un conflicto diplomático entre la monarquía marroquí y el Gobierno, claro está en el contexto de una larga crisis migratoria (donde el Gobierno español no ha parado de tomar medidas racistas como las de hoy).
La situación es una deriva del conflicto de la región del Sahara Occidental entre el Frente Polisario y la Monarquía marroquí, que ocupa el territorio saharaui. Brahim Gali, secretario general del Frente Polisario, entró en España para ser tratado por covid-19, siendo hospitalizado en un hospital de Logroño. Este acto no ha sido bien visto por la Monarquía marroquí, y desde el lunes levantó los controles fronterizos para acceder al Estado español. “Hay actos que tienen consecuencias” decía Karima Benyaich, embajadora de Marruecos en España.
Por su parte, Sánchez ha evitado cualquier confrontación abierta con sus socios marroquís, sino todo lo contrario, desenado fortalecer aún más la relación con el país vecino. Y es que hasta ahora la Monarquía de Mohammed VI ha sido una buena compañera en materia de control de fronteras.
Desde estas líneas nos oponemos a las políticas racistas y criminales del Gobierno ante las miles de personas migrantes que se ven obligadas a cruzar las fronteras en busca de una vida digna. También denunciamos la complicidad del actual gobierno español que mantiene con la Monarquía marroquí en la ocupación del Sahara Occidental. ¡Ninguna persona es ilegal!