Argentina: Hagamos valer nuestros reclamos

En Argentina, el lento pero incesante aumento de infectados por Covid-19 deja semana a semana registros récord, una progresión de casos que se ha acelerado con la orientación política del gobierno de Fernández de abrir toda actividad económica, incluidas las no esenciales.

Juan Cañumil

El continente americano de conjunto es el más afectado por la pandemia, pero hace 3 semanas el foco de contagios se ha trasladado al hemisferio sur, con Brasil a la vanguardia de contagios y decesos. Esta semana el país brasileño alcanzó la suma de 100 mil muertes, número sólo superado por Estados Unidos que se acerca rápidamente a los 167 mil. Como en un espejo, los resultados de las orientaciones reaccionarias y ultraliberales de Trump y Bolsonaro se reflejan en los resultados sanitarios desastrosos. Son los dos países del mundo más afectados por la pandemia. O mejor dicho, por las políticas desarrolladas a lo largo de la pandemia.

En Argentina, el lento pero incesante aumento de infectados por Covid-19 deja semana a semana registros récord, una progresión de casos que se ha acelerado con la orientación política del gobierno de Fernández de abrir toda actividad económica, incluidas las no esenciales. La moneda de cambio para ganarse el afecto de las patronales ha sido la salud de los trabajadores. Así, la cuarentena se encuentra flexibilizada bajo la nueva orientación que podemos sintetizar como de “administración del contagio”.

La salud ha quedado relegada a los intereses de los empresarios. Pero aún con la inmensa mayoría de las actividades e industrias en funcionamiento,la vuelta a la normalidad sigue siendo un espectro, atado además a la continuidad de la pandemia.Nada funciona con normalidad y el acicate permanente de la pandemia condiciona la vida diaria de la sociedad.

En este marco inusual para la vida social y política y aún sin cambios cualitativos en la coyuntura, un clima de bronca se procesa entre los de abajo lentamente, bajo los efectos de los contagios cotidianos, la crisis económica, el ataque patronal a las condiciones laborales y salariales, la interrupción y en muchos casos expulsión de miles de jóvenes de la educación, y la posibilidad de una crisis sanitaria.

Una jugada de Fernández que no pasó desapercibida es la postergación del debate sobre el proyecto de ley de interrupción del embarazo. El mismo fue anunciado a principios de año y era uno de los estandartes de la veta social del gobierno y que, de momento, ha ido a parar al tacho de los anuncios para la tribuna, junto con tantos otros. Pero con un agravante: este cajoneo o postergación se hace a costa de un movimiento real, y de un derecho que no admite más postergaciones en el tiempo. Otro signo del gobierno social liberal bajo la pandemia: evitar todo debate o medida que no sea del agrado de la burguesía y los sectores reaccionarios, y que además pueda dar lugar a la salida a las calles en defensa de una reivindicación tan sentida como el derecho al aborto.

A cambio, impulsa como “el gran debate en el Congreso” la reforma de la justicia federal, que tiene por objetivo administrar las veleidades judiciales entre el establishment político del peronismo y de Cambiemos (que se tiran casos de corrupción y otros por la cabeza), pero que no resuelve ningún problema real de los de abajo.

Con todo esto, la propia dinámica de la realidadpincha y pincha a los trabajadores, a los jóvenes y a las mujeres, y podría generar condiciones para la emergencia de algunos focos de reclamos que corten los efectos anestesiantes del combo pandemia/gobierno social liberal/patronales/burocracia sindical.

El descontento crece al ritmo del contagio y los ataques

Las condiciones de vida de los trabajadores han empeorado notablemente desde el inicio de la pandemia. Incluso han quedado por detrás de las ya machacadas condiciones que impuso el gobierno de Macri, y que aún así, le costaron dos derrotas: primero en las calles, el 14 y 18 de diciembre de 2017, que lo hirió de muerte, yasí abrió el camino para la derrota electoral año y medio después. La experiencia con el gobierno de Fernández se encuentra más que mediatizada por la pandemia, y es un hecho que conserva aún el apoyo de amplios sectores de la sociedad. El vínculo entre la política del gobierno, los contagios y el deterioro de la vida no aparece con claridad en la representación que se hacen los amplios sectores de trabajadores sobre la administración oficialista del país.

En este sentido, la astucia social liberal del gobierno muestra resultados: aunque los gestos sociales de Fernández no pasan mayormente de palabras, su discurso contrasta enormemente con el del gobierno abiertamente neoliberal y antiobrerode Macri.

Distinta es la cosa entre los trabajadores y las patronales o los directivos inmediatos de los lugares de trabajo, e incluso las direcciones sindicales mayoritariamente en manos de las burocracias. Ahí la experiencia de tener que ir a trabajar y exponerse al contagio genera rispideces que se procesan “puertas adentro”, por así decirlo.

Como dijimos líneas atrás, no existe un reclamo ni un clima homogéneo entre los trabajadores. Pero sí se vive una situación que es común: los lugares de trabajo han pasado a ser los principales focos de contagios junto con el transporte público. Los protocolos son una burla que no impiden los contagios y demuestran ser una pantomima para garantizar la continuidad de los servicios, la producción y las ganancias de las empresas. Es evidente que la única forma de evitar los contagios es volviendo a una cuarentena estricta para los trabajos no esenciales y con el aumento de salarios e insumos para la protección de aquellos trabajadores que sí son esenciales.

Por el contrario, son las propias patronales las que evaden la aplicación de los protocolos que ellos mismos han redactado. El aumento exponencial de los contagios obliga a sacar diariamente a varios trabajadores de sus puestos y ponen en peligro la continuidad de la producción o el servicio, por lo que evitan permanentemente aplicar los protocolos de asilamiento a los contactos estrechos. Si por cada trabajador o trabajadora con síntomas hay que aislar a 5, 6 o 10 trabajadores por contacto estrecho, la continuidad “normal” del trabajo queda seriamente afectada.  Entonces las patronales, en complicidad con las burocracias, evitan informar cuando alguien queda aislado por síntomas y así aislar a quienes tuvieron contacto directo.

Allí donde la burocracia dirige con brazo de hierro la bronca corre por abajo, en el diálogo entre los compañeros, sin explotar aún de manera abierta. Pero en los lugares donde las burocracias son débiles, donde existe alguna correlación de fuerzas favorable, o hay tradición de lucha contra la patronal, la bronca emerge y se presenta de manera abierta.

Este último es el caso de la fábrica FATE, donde se registran paros por sectores de trabajo prácticamente diarios para imponerle a la patronal el aislamiento de los compañeros que tuvieron contactos con otros aislados por síntomas. Desde el fin de la cuarentena estricta a la actualidad,se cuentan alrededor de 70 casos positivos, y el número aumenta todos los días. Pero la patronal intenta no aislar a quienes tuvieron contacto directo, entonces los compañeros de base inician paros en su sector, obligando a los delegados y a la seccional a hacerse presente y ponerse al frente del reclamo de los trabajadores. Finalmente, luego de algunos minutos o incluso horas, la patronal cede y aísla a los “contactos estrechos”.

Esta dinámica recurrente de paros en los sectores, crece a medida que se registran más y más contagios. Al principio ocurría esporádicamente en algún sector de algún turno. Hoy, ante el aumento de casos, puede ocurrir en 2 o 3 sectores en un mismo turno. Si la bronca no ha cristalizado en una acción común en la fábrica e incluso en el gremio (donde se registran más de 200 casos) es por la negativa de la dirección del SUTNA. Una dirección que se ha negado a poner en discusión abierta y democrática las decisiones sobre la salud de los trabajadores en medio de la pandemia, y que se ha limitado a acatar los marcos de discusión que imponen el gobierno nacional (que prohíbe las asambleas) y las patronales (que ajustan los protocolos a las necesidades de sus ganancias).

El martes 11, los compañeros de la Lista Marrón realizaron una agitación en la puerta de FATE en el marco de la caravana propuesta por la Corriente Sindical 18 de Diciembre. Allí se denunció que los trabajadores no se contagian yendo al supermercado o en el barrio, sino dentro de la fábrica, que las cubiertas no son esenciales, y se planteó que la única forma de cuidar la salud es con “todos en casa al 100%”. Una agitación que tuvo gran repercusión al interior de la fábrica y que, según palabras de los propios trabajadores, envalentonó a los obreros que luego pararon las máquinas de 3 sectores durante media hora para exigir el aislamiento de varios compañeros.

Este pequeño pero valioso ejemplo es indicativo de que allí donde hay un resquicio, la bronca entra en la escena, y que las acciones reales y no solamente virtuales que se impulsan, por pequeñas que sean, e incluso desde afuera de las estructuras, pueden ser el punto de apoyo que se necesita para que irrumpa un sentimiento de hastío que se encuentra diseminado en muchos ámbitos laborales.

Las caravanas realizadas en La Plata, Neuquén y la Zona Norte del Gran Buenos Aires, han demostrado que hay espacio para impulsar medidas para visibilizar y poner en la calle la voz y los reclamos de los de abajo. Una ubicación que ha sido completamente ajena al FIT-U, que se ha negado sistemáticamente a hacer acciones comunes que visibilicen en el ámbito público las reivindicaciones de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Una concesión a las presiones conservadoras y oportunistas que pretenden reducir la política y la acción independiente a los eventos virtuales o a los proyectos parlamentarios.

Vamos a un gran plenario nacional del ¡Ya Basta!

La juventud anticapitalista del ¡Ya Basta! se encuentra a días de realizar el plenario nacional para poner por delante los problemas que viven los estudiantes a lo largo y ancho del país. Nuestra juventud, que se ha curtido a lo largo de la pandemia desarrollando amplias actividades solidarias en escuelas y hospitales, que ha impulsado movilizaciones por la aparición con vida de Facundo Castro, en apoyo a la rebelión en Estados Unidos y en repudio al asesinato de George Floyd, contra los femicidios junto a Las Rojas, y contra la destrucción del planeta por la barbarie capitalista.

Una juventud ambiciosa que quiere cambiar el mundo y que tiene el desafío de convocar a los jóvenes estudiantes que exigen su derecho a estudiar, a no ser expulsados o limitados para avanzar en la educación y a tener un futuro.

¡No hay tiempo que perder, a convocar a todos y todas a sumarse a nuestro plenario!