Socialismo o Barbarie Francia
El gobierno de Macron no para de lanzar ataques contra la clase trabajadora desde que asumió en el poder. Es por eso que ya se lo conoce popularmente en Francia como “el presidente de los ricos”. Su política es clara: más para los que más tienen y cada vez menos para los de abajo. Y es por eso que su plan de destrucción de derechos sociales y de aumento del costo de vida está generando una bronca social creciente que disminuye fuertemente la poca popularidad que tiene el presidente, que ha disminuido hasta un escaso 25% de aceptación.
El movimiento de los “chalecos amarillos”
En este contexto, la medida propuesta de aumentar el precio de los combustibles ha desatado la bronca de gran parte de la población que se ha embanderado detrás del movimiento de los “chalecos amarillos”. Un movimiento surgido de forma espontánea, que supo reagrupar a cientos de miles de manifestantes en los cortes de rutas y movilizaciones que comenzaron el pasado sábado 17 de noviembre. Su composición es heterogénea, pero en mayor medida se trata de clases medias y de sectores populares de zonas rurales y suburbanas, que expresan una legítima bronca contra el gobierno por el golpe enorme al bolsillo que les genera esta medida.
Si bien la dirección del movimiento se encuentra abierta, el intento de apropiación por parte de la extrema derecha, con Marine Le Pen fogoneando las movilizaciones desde el primer momento, surge como un grave peligro que amenaza con encausar la bronca popular más aun hacia la derecha. En este sentido, el límite de este movimiento radica precisamente en el problema de que carece hasta el momento de una dirección política y de una dirección sindical que pueda encarar a fondo la pelea contra el ajuste económico del gobierno en donde aparezcan en primer plano las reivindicaciones de la clase obrera y de todos los explotados y oprimidos, para evitar cualquier tipo de apropiación derechista.
Las direcciones sindicales deben ponerse al frente de la lucha contra el gobierno
La política de las direcciones sindicales hasta el momento ha sido vergonzosa. Desde la movilización del 9 octubre (cuyo único objetivo era posar de combativos antes de las elecciones gremiales) no han convocado a una sola medida de lucha. Muy por el contrario, ante los numerosos ataques de Macron han apelado una y otra vez al “diálogo social”, a la negociación con el gobierno, como si hubiera algo que conversar con él. Si la movilización de los chalecos amarillos ha tomado esta forma difusa de expresión, con el peligro de la recuperación de la extrema derecha, ha sido porque las direcciones sindicales han dejado un enorme vacío político al no organizar la bronca de los trabajadores en acciones de lucha.
En los últimos días, luego de haber desconocido por completo el fenómeno de la movilización del pasado sábado, el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, llamó finalmente a una movilización convocada para el sábado 1° de diciembre. Una movilización que corre detrás de los acontecimientos, pero que es necesario aprovechar para poner en primer plano las reivindicaciones de la clase trabajadora, por el no al aumento de los combustibles y por una aumentación general del salario. Esta movilización debe ser el comienzo de la organización de un plan de lucha contra el gobierno, con una continuidad que lleve a la huelga general y al bloqueo real de la economía, porque a este gobierno no se lo puede derrotar solo con una marcha en un fin de semana.
Con los trabajadores, las mujeres y la juventud
Otra de las escandalosas medidas del gobierno de los ricos ha sido el anuncio del primer ministro Édouard Philippe del aumento de las matrículas universitarias para los estudiantes extranjeros no europeos que se elevarían a la suma de 2.770 euros para las licenciaturas y 3.770 euros en los másters, multiplicando más de diez veces su costo actual. Es una medida escandalosa que busca instaurar una lógica xenófoba, racista y discriminatoria, poniendo la universidad al servicio de la ganancia capitalista. Pero en las últimas horas se ha filtrado la información de que detrás de esta medida se esconde el plan de un aumento generalizado de las matrículas para todos los estudiantes, en lo constituye un enorme ataque contra la juventud, que ya comienza a organizar para resistir la avanzada capitalista sobre la educación.
Por su parte, el movimiento de mujeres viene organizando una movilización para el día sábado 24 de noviembre en el marco de la jornada internacional contra la violencia hacia las mujeres. Se trata de una jornada fundamental entendiendo que este movimiento juega un rol protagonista de suma importancia en el contexto internacional. En Francia, cada vez son más las víctimas que mueren por la violencia machista, sin que el Estado tome ninguna medida para hacerse cargo de la situación. Por su parte, el movimiento de mujeres, luego del surgimiento del movimiento #Metoo el año pasado, viene desarrollándose fuertemente y es por eso que la movilización de este sábado debe dar una muestra contundente de fuerza, exigiéndole al gobierno de Macron y a la justicia patriarcal, no más muertas por violencia machista.
Por estos motivos, convocamos a las movilizaciones del 24 de noviembre y del 1° de diciembre y llamamos a organizarse en los lugares de estudio y de trabajo para dar la pelea contra los ataques del gobierno de Macron.
El conflicto de los chalecos es muy complejo: la clave es si logra llevárselo hacia la izquierda o lo capitaliza la extrema derecha. Para eso los trabajadores y la CGT deben ponerse al frente de todos los reclamos y darle su propia impronta a la lucha contra el ajuste. La clase obrera debe encabezar la pelea contra Macron y tender puentes con este movimiento. El peligro es que si esto no ocurre se lo puede llevar de las narices Marine Le Pen y su programa reaccionario. Esta es la posición de Socialismo o Barbarie Francia.