Alessia Quelcom
El pasado 4 de agosto fue aprobada por la Dirección General del Trabajo la constitución de un sindicato de “trabajadoras sexuales” llamado OTRAS (Organización de Trabajadoras Sexuales), tal y como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Esto ha provocado una indignación tremenda en el movimiento feminista, ha llenado los medios y ha hecho reflotar el debate sobre la prostitución, además de obligar a diferentes sectores a ubicarse públicamente.
Las reacciones en el Gobierno han sido diversas. Desde la Dirección General del Trabajo se han limitado a justificar que sólo cumplen su función, que es “depositar los estatutos y anunciar su publicación, puesto que no se hace mención a profesiones ilícitas”. Y es que según OTRAS, se dedican al “ámbito funcional de las actividades relacionadas con el trabajo sexual en todas sus vertientes”. Es decir, no especifican (aunque resulte muy obvio) que trabajan con personas en situación de prostitución.
Aunque lo dijeran abiertamente, tampoco se podría considerar una actividad ilícita. La prostitución no es ilegal en el Estado Español. De hecho, se despenalizó en 1995 y actualmente no es ilegal ni legal, sino que se encuentra en un limbo “alegal”. Ejercer la prostitución no está penado aunque se sanciona en zonas públicas y la ley castiga la trata y la prostitución coactiva.
Por otro lado, el ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social ha afirmado que la aprobación del sindicato se realizó como un mero acto administrativo. “No avalaremos un sindicato de una actividad que no es legal y que vulnera los derechos de las mujeres. No lo hará un Gobierno socialista y feminista.” Pedro Sánchez se ha pronunciado en la misma línea.
Por último, Yolanda Valdeolivas, la secretaria de Estado de Empleo (responsable directa de la Dirección General del Trabajo) es abiertamente regulacionista. En 2015 suscribió un artículo publicado en El País, junto con otros profesores de la UAM, donde afirmaban que “la prostitución es una actividad mercantil”.
El choque no está en que sea ilegal aprobar un sindicato de “trabajadoras sexuales” sino que choca de frente con la política de PSOE, ¡que es teóricamente abolicionista! Es por eso que ahora el gobierno recurre a la Abogacía del Estado para poder anular el sindicato. El registro en sí no contiene ningún error que justifique su anulación así que la impugnación se hará por “cuestiones de fondo”. Veremos cómo termina…
Reacciones a la ilegalización del sindicato
Evidentemente, la reacción de OTRAS no se ha hecho esperar. Han recordado que la prostitución no es ilegal y han acusado al Gobierno de tener un “odio visceral” hacia las “trabajadoras sexuales” y de defender un feminismo “blanco, heterosexual y burgués”. La secretaria general, Concha Borrell, afirmó: “No se puede coartar los derechos de todo un colectivo que actualmente carece del más mínimo derecho laboral. No hay contratos, con lo cual no hay pagas dobles, no hay vacaciones, no hay bajas por enfermedad ni laborales y, por supuesto, no hay jubilación”.
Ada Colau y el grupo parlamentario En Comú Podem se han posicionado en contra del Gobierno central y han aplaudido la iniciativa: “La autoorganización de las trabajadoras sexuales no es solo positiva desde una perspectiva de derechos laborales sino también desde la perspectiva de la lucha contra el estigma de puta, que afecta a todas las mujeres, y la lucha contra la violencia de género».
El sindicato anarcosindicalista CGT también ha mostrado su apoyo al sindicato a través de un comunicado, con frases como “Las trabajadoras sexuales trabajan en una industria masculinizada y patriarcal, donde la falta de derechos laborales promueve los abusos y la explotación laboral.”
La industria minera, por ejemplo, es una industria masculinizada. Llamar “industria masculinizada” a la prostitución es maquillar la realidad. Según datos de la ONU, un 98% de las personas que son víctimas de trata con fines sexuales son mujeres. No es una industria masculinizada. La prostitución es un privilegio masculino y patriarcal, basado en el hecho que las mujeres estamos destinadas a ser de uso y disfrute de los hombres.
La histórica CNT ha publicado en Twitter lo siguiente:
“La creación de sindicatos siempre debería ser una buena noticia. Igual la idea de que las putas se organicen jode porque así no podéis decidir por ellas. Nosotras lo tenemos claro. El feminismo desclasado no nos representa. Enhorabuena compañeras. Salud, sororidad y organización.”
Irónicamente, la agrupación anarquista Mujeres Libres (1936-1939) manifestaba lo siguiente:
“Los music-halls y las casas de prostitución siguen abarrotados de pañuelos rojos, rojos y negros y de toda clase de insignias antifascistas. Es una incomprensible incoherencia moral que nuestros milicianos – luchadores magníficos en los frentes de unas libertades tan queridas – sean en la retaguardia los que sustenten y aun extiendan la depravación burguesa en una de sus más penosas formas de esclavitud: la prostitución de la mujer. No se explica que espíritus dispuestos en las trincheras a todos los sacrificios necesarios para vencer en una guerra a muerte, fomenten en las ciudades la humillante compra de carne, hermana de clase y condición. […] No sigáis atropellando a las que, como único medio de existencia, tienen que soportar vuestra tiranía de compradores, mientras nos esforzamos en hallar el medio mejor de emancipar estas vidas.”
Parece que la izquierda tenía los conceptos más claros hace 80 años que ahora. ¿Lo revolucionario no era el amor libre? ¿Dónde ven la libre elección en la prostitución? ¿Por qué no entienden que este sistema capitalista feroz, donde la pobreza siempre tiene rostro de mujer, siempre habrá millones de mujeres que no pueden elegir? Cuando sólo queda la opción de morirte de hambre, la prostitución no se elige libremente…
Y más allá de eso, ¿quién va a garantizar los derechos? ¿El estado? ¿Pero no se supone que lo quieren destruir? Parece una broma…
Es curioso que la izquierda española está adoptando la misma posición que Ciutadans respecto a la prostitución. Como bien dice Amelia Tiganus, superviviente de prostitución y trata: “Si eres de izquierdas y dices lo mismo que Rivera… enciérrate en tu cuarto, reflexiona y no salgas hasta después de descubrir cómo y cuándo te han pegado el neoliberalismo.”
CCOO ha expresado que respeta el derecho fundamental a organizarse y tibiamente ha dejado caer que “hay que acabar con la explotación, inseguridad, vejación, el acoso y el maltrato que se esconde en la actualidad tras esa denominación de trabajadores sexuales”.
Otros sindicatos como UGT y COS sí se han mostrado en contra del sindicato y se han afirmado abolicionistas.
¿Quiénes son OTRAS?
El núcleo principal del “sindicato” proviene de otra organización regulacionista llamada Aprosex (Asociación de profesionales del sexo). Esta asociación no ha estado exenta de polémica. Es conocida por sus “cursos de profesionalización para nuevas prostitutas”, donde se tratan los siguientes temas: “¿Por qué quiero dedicarme a la prostitución?”, “Insistiendo… ¿De verdad deseo ser puta?”, “¿Pensaste en los inconvientes?”, “Pequeños y no tan pequeños trucos sobre sexo”, “Introducción al estigma puta y sus consecuencias anímicas”, “Márketing para trabajadoras sexuales”…
Aprosex ha recibido más de 25.000 euros en subvenciones desde el año 2016 hasta el 2018 desde el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación de Barcelona. Además, fue invitada hace unos meses por Barcelona En Comú a sus jornadas de formación llamadas “Municipalisme Queer”, donde pudimos escuchar “argumentos” como el siguiente: ¿Por qué se pueden vender melones en la carretera y en cambio no se puede vender sexo?
Abolicionismo o Barbarie
Las Rojas somos abiertamente abolicionistas. Consideramos que la prostitución no es un trabajo como cualquier otro, sino que es explotación sexual. No toda actividad a cambio de dinero lo es. La prostitución es explotación per se, ya que en vez de cambiar la fuerza de trabajo por dinero, las mujeres prostituidas son la mercancía y el producto.
No queremos una “mejora de las condiciones laborales”. Queremos que todas las mujeres que están en situación de prostitución y que quieren salir de ella, puedan hacerlo. Que el Estado les garantice una salida laboral y todos los medios para rehacer su vida.
No somos “putófobas” (como dicen las regulacionistas). Nuestra discusión no es con las compañeras prostitutas, pero sí con la prostitución como trabajo.
Rechazamos la idea defendida por el regulacionismo de la “libre elección”. Entendemos que este sistema capitalista empuja a millones de mujeres a la miseria, dejándolas con una única opción. Es por eso que decimos que la prostitución es la alianza entre el capitalismo y patriarcado.
El regulacionismo nos dice que “dejemos hablar a las prostitutas”. Nosotras escuchamos a las supervivientes de prostitución. Ellas tienen bien claro de qué lado hay que estar. A quienes no escuchamos son a prostitutas o referentes del regulacionismo que defienden los intereses del lobby proxeneta.
Por todas estas razones creemos que no podemos aceptar “sindicatos” de “trabajadoras sexuales”. Porque hacerlo es afirmar que la prostitución es un trabajo. Es cederle terreno al lobby proxeneta para captar nuevas mujeres para la industria del sexo. Es dejar al regulacionismo dar un paso hacia la reglamentación de la prostitución.
El Estado Español es el país donde más prostitución se consume de Europa y en los últimos años se ha convertido en un destino de turismo sexual. En un país con una tasa de paro juvenil de 33 % y un paro de 17% (de mujeres), regularizar la prostitución es darles esa “salida laboral” a muchísimas mujeres.
Por la construcción de un movimiento abolicionista que pelee el regulacionismo imperante en Europa.
Por relaciones sexuales libres de coacción y entre iguales.
Castigo a puteros y proxenetas que abusan de mujeres.
El Estado y el Gobierno son cómplices y responsables de la explotación sexual de las mujeres en situación de prostitución.
¡Abolicionismo o barbarie!