Roberto Sáenz
Comencemos con una somera biografía de Marx[4]. Marx, el “Moro”, “el Viejo Nick”, la “Maquina de vapor” (apodos con los que lo llamaban o él mismo se identificaba[5]), nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, una ciudad de la Prusia Renana que a comienzos del siglo XIX estuvo ocupada por los franceses, quienes le dieron una impronta modernizante.
Su padre era un abogado de origen judío que en 1824 se convirtió al protestantismo por razones laborales. Encabezaba una familia relativamente acomodada, culta. Sus ideas eran moderadamente progresistas[6].
Luego de terminar en Tréveris sus estudios de bachillerato (estudios que tuvieron un fuerte trazo humanístico), Marx pasó a la universidad estudiando primero en Bonn y luego en Berlín. En 1841 terminó la universidad presentando una tesis sobre Diferencia entre las filosofías de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro, conocidos filósofos griegos post aristotélicos.
Marx se trasladó posteriormente a Bonn con la intención de hacerse profesor. Sin embargo, las ideas radicales que ya profesaba -todavía la de un hegeliano de izquierda que militaba por la democratización del Estado-, le impidieron el acceso a la vida académica. Paralelamente a estos desarrollos, a comienzos de 1842 los burgueses renanos fundaron un periódico de oposición llamado la Gaceta Renana. Marx fue el jefe de redacción de dicho periódico en los últimos meses de dicho año obligándolo el gobierno a renunciar a dicho puesto a comienzos de 1843 y clausurando el diario finalmente en marzo de ese año.
En 1843 Marx se casaría con Jenny von Westaphalen, cuatro años mayor que él, su compañera de toda la vida. La discriminación de la mujer imperante en dicha época le impidió cursar estudios universitarios. Sin embargo, todos lo que la trataron personalmente, lo mismo que sus cartas, dan cuenta de la inteligencia, formación y valentía de una mujer que se mantuvo firme en la misma pelea que su marido; con la misma entereza comunista. Esto se destaca aún más cuando se deja anotado que Jenny pertenecía a una familia con linaje aristocrático, uno de sus hermanos sería ministro del Interior de Prusia en los años ’50 a quien en nada le venía en gracia su matrimonio con Marx. Por lo demás, el padre de Jenny, sería muy apreciado por Marx, aprecio que este le retribuía de buen modo. Marx se dirige a él como hacia un “maestro” en la dedicatoria que le hizo de su tesis doctoral.
En el otoño de 1843 Marx se trasladó a París con el objetivo de editar una revista de tendencia radical en colaboración con Arnold Ruge (1802-1880), un hegeliano de izquierda que luego evolucionó a posiciones reaccionarias. La revista se titulaba Anales franco-alemanes y sólo llegó a ver luz su primer fascículo. En agosto de 1844 llegó a París Friedrich Engels, quien desde ese momento se convirtió en el más íntimo amigo de Marx. Se constituyó así una comunidad de ideas y luchas que está entre las más trascendentes en la historia.
El impacto de París sobre Marx fue inmenso. Una metrópolis de 1 millón de habitantes que dejaba cualquier cuidad de Alemania como un rincón provinciano y que sólo competía en dimensiones con Londres (la ciudad más grande de Alemania en la época, Berlín, alcanzaba apenas los 300.000 habitantes).
París fue la capital de la Revolución Francesa, revolución que hizo de Francia un “país político” por antonomasia. Siendo ya el Estado absolutista más grande de Europa, y meca cultural y artística, podríamos hasta recordar como Benjamín identificaría París como “capital del siglo XIX”. Por lo demás, cuando la llegada de Marx a la ciudad, esta poseía condiciones democráticas básicas para la expresión de las tendencias políticas y socialistas; la más amplia diversidad de tendencias tenía expresión en la ciudad (tanto Sperber como Louça destacan este dato). En París ocurriría el segundo encuentro entre Marx y Engels en el Café de la Régence, encuentro que sellaría su amistad por el resto de sus vidas.
En 1845 Marx fue expulsado de París como “revolucionario peligroso” trasladándose a Bruselas. Allí se afiliaría a la sociedad secreta de propaganda Liga de los Comunistas (septiembre de 1847), recibiendo el encargo de redactar el Manifiesto del Partido Comunista, manifiesto que luego de algunas dilaciones apareció finalmente en febrero de 1848.
Al estallar la revolución de 1848 Marx fue expulsado de Bélgica. Se trasladó nuevamente a París, y desde allí marchó hacia Alemania cuando estalló allí la revolución, en marzo de ese mismo año. Desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19 de mayo de 1849, se publicó en Colonia la Nueva Gaceta Renana, de la que Marx sería su redactor en jefe. Desde ese puesto Marx cumpliría un importante rol en la revolución, aunque todavía con una estrategia democrática radical. Luego del fracaso y la derrota de dicha revolución producto de la cobardía de la burguesía y pequeño burguesía, se abriría paso en Marx a la primera intuición permanentista consagrada en la famosa circular del Comité Central de la Liga Comunista (1850)[7].
Derrotada la revolución, Marx se ve obligado a exilarse a Londres (previo paso por París), donde residiría hasta el final de sus días. Durante las décadas del ‘50 y ‘60 Marx se aplicaría a los estudios de economía; se empeña en las varias redacciones de El capital (Grundrisse, Crítica de la economía política, Teorías de la plusvalía, El capital propiamente dicho), la mayoría textos en estado fragmentario, es decir, sin terminar. Esto salvó la primera parte de la Crítica de la economía política (publicado en 1859), cuyo impacto fue gris[8] y la publicación del primer tomo de El capital en el año 1867, que resultaría relativamente exitoso otorgándole un gran prestigio en tiempo real.
Como digresión, señalemos que en vida de Marx se publicaron tres versiones del primer tomo de El capital. La primera, en alemán, en 1867. Una segunda en el mismo idioma, en 1872/1873. Y una tercera, llamada “versión popular”, simplificada por el propio Marx para el francés (1872/75). Sumándole las ediciones posteriores, así como los tomos II y III publicados por Engels, se configuró así todo un “enredo” para una edición crítica de El capital: “El tomo I de El capital –concluye Scaron, [el más valorado traductor al castellano de la obra cumbre de Marx hasta nuestros días]- comienza a convertirse en algo así como un enorme palimpsesto en el que capas de redacción generalmente (no siempre) más ricas, recubren buena parte de la redacción originaria” (Tarcus; 2018; 84). Tarcus subraya que el cambio más significativo de la traducción de Scaron para Editorial siglo XXI fue reemplazar el concepto de plusvalía por plusvalor (Wert/Valor; Mehwer/Plusvalor): “En castellano –ironizaba Scaron-, las mercancías tienen valor y no valía” (Tarcus, ídem). Volveremos sobre la elaboración económica de Marx más abajo.
Durante la segunda mitad de los años 1860 Marx sería el inspirador de la I Internacional: la Asociación Internacional de Trabajadores, con sus famosas divisas: “proletarios de todos los países, uníos” y “la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. Viviría desde Londres la experiencia de la Comuna de París, primera experiencia histórica de dictadura del proletariado cuyas enseñanzas consagraría en La guerra civil en Francia.
Finalmente, Marx fallece el 14 de marzo de 1883 afectado por enfermedades respiratorias. Su muerte fue precedida por la de Jenny, cuyo deceso, producto de un cáncer de hígado, ocurre el 2 de diciembre de 1881; un acontecimiento evidentemente enormemente doloroso para Marx. Sólo once personas acuden al cementerio donde Engels pronuncia su famoso homenaje: “Es del todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Harto pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca”.
Lo que vendría después testimoniaría el acierto de las palabras de Engels: menos de 40 años después de la muerte de Marx, la Revolución Rusa configuraría la revolución social más profunda en la historia de la humanidad; una revolución inspirada en las ideas teóricas y políticas de Marx[9].