Carla Tog
Estado español
Después del anuncio de abdicación de Juan Carlos I, cientos de miles salieron a las calles en el Estado español demandando el fin de la monarquía y quedó instalado el debate sobre la celebración de un referéndum: ¿monarquía o república?
Lo cierto es que la abdicación del Borbón, más allá de los casos de corrupción vinculados a la casa real, del lujo y la ostentación inherentes a la realeza y la matanza de elefantes, es un reflejo directo de la continuidad de la crisis económica y política que vive el país desde hace años.
En medio de esa crisis, el traspaso de la corona del padre al hijo es una jugada para legitimar la desprestigiada y desgastada institución monárquica. Y, también, para rearmar y fortalecer las fuerzas políticas dominantes ante el pavor que provocó la notable caída electoral sufrida en las últimas elecciones europeas por el bipartidismo del PP (Partido Popular) y el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), garantes del sistema monárquico.
Ahora, en Diputados, se está elaborando la Ley Orgánica de Abdicación (ley que da efectividad a la misma) y las fuerzas políticas se alinearon. Por supuesto el PP, monárquico por definición, votará a favor del recambio por el hijo, Felipe VI, mientras alaba la labor del rey saliente en estos más de 30 años de reinado.
Por su lado el PSOE, golpeado aún por su desastrosa votación en las elecciones europeas, tuvo que salir a exponer la posición oficial por boca del propio Rubalcaba, a punto de abandonar la secretaría general del partido. Es que la abdicación ha provocado (o más bien acentuado) las divisiones internas.
Rubalcaba dijo: “el PSOE es un partido de ondas raíces republicanas, pero también fue parte determinante del Consenso de la Transición, lo que dio lugar a la estabilidad y progreso de España hasta el día de hoy; y por esto mismo el consenso no se toca”. Traducido al español: “fuimos republicanos hace un siglo, pero ahora somos tan monárquicos como el PP”. Por eso el PSOE también votaría a favor de la Ley de Abdicación… y desde ya se opone a cualquier referéndum.
Sin embargo, las voces disidentes dentro del PSOE también se pronunciaron y la “disciplina del voto” empieza a jugarse ante las distintas posturas. De hecho, en varias plazas públicas donde se hicieron manifestaciones republicanas, también estuvo presente la Juventud Socialista (del PSOE) reivindicando el referéndum.
Otro sector del PSOE propone comenzar la carrera de reforma de la Constitución en lo que hace al régimen de gobierno. Habrá que ver cómo se dirimen las diferencias internas. Pero se diga lo que se diga, el PSOE oficial apoya descaradamente y sin matices a la monarquía designada por el dictador fascista Francisco Franco… como lo viene haciendo desde la “transición” de los años 70. Al mismo tiempo, ahora está perdiendo su tradicional clientela electoral de “izquierda”. Es que con la crisis y los ajustes le es ya imposible diferenciarse del PP.
Así, en las elecciones europeas del mes pasado, se fortalecieron listas más a la izquierda –como Podemos e Izquierda Unida– gracias en parte a votos que antes iban al PSOE.[1] Para recuperar votos, un recurso obvio aunque peligroso es sumarse a los reclamos democráticos por el referéndum.
Por su parte, Izquierda Unida –colateral del Partido Comunista Español (PCE)–, en conferencia de prensade su dirigente Cayo Lara, ha apoyado la convocatoria a un referéndum para que “sea el pueblo el que decida si quiere monarquía o república” y que “es hora de caminar hacia un proceso constituyente para construir un nuevo proyecto de país”. Llamó también a la movilización de todas las fuerzas que estén a favor de un referéndum.
CCOO y UGT: como siempre, al servicio de Su Majestad
Pero, como dice el viejo refrán, “del dicho al hecho hay un largo trecho”. Si verdaderamente Izquierda Unida y los “disidentes” del PSOE quisieran la movilización de todas las fuerzas a favor de un referéndum, si fuesen consecuentes hasta el final con esa postura, deberían comenzar por exigirlo a los dirigentes de CCOO (Comisiones Obreras) y de UGT (Unión General de Trabajadores), con los que siguen manteniendo íntimas relaciones. ¡Que llamen a una huelga general para echar a los Borbones e iniciar el “proceso constituyente”!
¡Pero resulta que los burócratas de CCOO y UGT han sido los primeros en ovacionar al rey saliente y al hijo en camino. Las declaraciones de estos “dirigentes obreros” son tan monárquicas como las de los lacayos del Partido Popular.
Un pronunciamiento de CCOO exalta “el reconocimiento de la figura del Rey Juan Carlos en la consolidación del sistema democrático”.[2] La UGT no se queda atrás: “El Secretario General de UGT, Cándido Méndez, ha manifestado que «más allá de lo que haya podido ocurrir en los últimos años, el balance de la aportación del Rey a la consolidación de la democracia en nuestro país es muy positivo».”[3]
Por una Asamblea Constituyente revolucionaria. Por una República federal y socialista
Estamos a favor de todo lo que impulse la movilización para derribar la podrida monarquía de los borbones, herencia de la dictadura fascista de Franco. Por ese motivo, llamamos a impulsar y participar masívamente en las movilizaciones republicanas que exigen referéndum. ¡Sólo la fuerza de la movilización en las calles podrá imponer esa u otras medidas, no los discursos en las Cortes!
Al mismo tiempo, advertimos que para lograrlo no debemos confiar en los canales institucionales, que son un callejón sin salida. Y, que además, los problemas de los trabajadores, de los sectores populares y de las nacionalidades están poniendo en cuestión no sólo lo de la monarquía. Asimismo, la caída de la monarquía difícilmente se logrará por maniobras parlamentarias. Exigirá una amplia movilización de las masas trabajadoras y populares, que podría ser de alcances revolucionarios.
Es que inevitablemente, una movilización semejante pondría en cuestión no sólo la jefatura del Estado, sino los planes de austeridad, hambre y desempleo que el régimen aplica, siguiendo el libreto dictado por la UE. Más ampliamente: estarían en peligro los intereses, la propiedad y las ganancias de los capitalistas y de sus agentes en los parlamentos. Y también, por supuesto, se podrían al rojo las cuestiones nacionales de Catalunya, Euzkadi, etc. Por eso quieren efectuar a toda velocidad y sin discusiones el traspaso de la corona del padre al hijo.
Es que sobre el tapete no está sólo la cuestión de la monarquía. Por ese motivo, también un amplio sector de los que apoyan la asunción de Felipe (como el PSOE), habla de abrir un “proceso constituyente”… lo que, por descontado, en su proyecto, no implicaría cambios de fondo, sino retoques discutidos por arriba para garantizar esencialmente la continuidad… entre otras cosas, de la misma monarquía… Por eso toman como modelo de su “proceso constituyente” el fraude de la “transición” post-franquista y la Constitución de 1978.
Al mismo tiempo, mientras unos se aferran a la continuidad, otros (como ya señalamos) quieren aprovechar electoralmente el vendaval antimonárquico, cuidando que esto no se desmadre. Y que, en última instancia, si se hace inevitable un pasaje de monarquía a república, sólo sea un cambio cosmético, formal, del nombre de reino a república, mientras se sigan garantizando y resguardando el orden y la propiedad. El principal ejemplo de esto (pero no el único), es Izquierda Unida-PCE.
Sólo la fuerza de la movilización en las calles podrá imponer una verdadera refundación del país sobre nuevas bases, donde seamos los trabajadores quienes tomemos las riendas de nuestro destino y podamos pensar, decidir y hacer efectivas nuestras demandas sobre qué país queremos.
El actual Estado monárquico es descendiente directo del franquismo. O, más precisamente, es producto de la infame capitulación del PSOE, el Partido Comunista Español y los partidos “nacionalistas” (catalanes, vascos, gallegos, etc.) a la monarquía designada por Franco para sucederlo y al personal político del franquismo que se recicló en lo que hoy es el PP. Ahora, con la crisis y los brutales ajustes se aviva el cuestionamiento a esa monarquía y al régimen.
Más allá de que sea progresivo movilizarse por un referéndum, la situación exige algo mucho más de fondo: una Asamblea Constituyente revolucionaria, donde se discuta no sólo si monarquía o república. Que también se decida si millones de trabajadores seguiremos siendo esclavos de un puñado de bandidos empresarios y banqueros, si se continuarán acatando los Diktaks de la UE imperialista o romperemos con ella. Lo mismo en relación a satisfacer los reclamos nacionales de Catalunya, Euzkadi, etc.
La catástrofe de España se da en el marco del desastre de una Unión Europea que sólo es un frente único de los patrones de Europa dirigidos por el imperialismo alemán. La única salida realista es la unidad de los trabajadores de toda la región, tanto los del actual Estado español como los de Portugal, Grecia, para combatir contra los distintos gobiernos y el sometimiento a la UE.
En esa perspectiva revolucionaria, sostenemos como salida de fondo, la libre asociación de nuestros pueblos en una República obrera, federal y socialista.
[1] Ver análisis de las elecciones europeas en www.socialismo-o-barbarie.org
[2] “CCOO ante la abdicación del Rey Juan Carlos”, declaración 02/06/2014, sitio web CCOO.
[3] “Declaraciones de Cándido Méndez”, secretario general UGT, 02/06/2014, sitio web UGT.