Francia: El “Sarkozy de la izquierda” al poder

Ale Vinet

Un gobierno de combate»… contra los trabajadores, los inmigrantes y los jóvenes

Tras su gran derrota en las elecciones municipales –analizada en Socialismo o BarbarieNº 282–, el presidente Hollande reorganizó el gobierno del Partido “Socialista”. Nombró primer ministro a Manuel Valls. Este es un mecanismo habitual de la V República (y de los sistemas parlamentarios, en general): hacer “saltar” el fusible del ministerio para salvar la piel del gobierno. Suele ser un cambio cosmético para seguir con la misma política.

Pero en este caso, lo de Manuel Valls como “premier” es algo más que reafirmar la política de “austeridad” de Hollande. Es que Valls es conocido como “el primer polizonte (flic) de Francia”. Se hizo famoso como “cazador” de gitanos e inmigrantes, es el “Sarkozy de la izquierda”.

Recordemos que “Sarko”, el ex presidente de derecha que precedió a Hollande, se distinguió por sus políticas represivas y racistas. Valls es igual o peor… pero con etiqueta “socialista” y de “izquierda”.

Una crisis que no termina… y que pagan los trabajadores y la juventud

¿En qué contexto se da este giro? El gobierno del PS ha burlado todas sus promesas, en primer lugar de invertir la curva de desempleo. No es sólo un problema francés. Contra las mentiras de que “vamos por buen camino”… “la solución está cerca”, etc., etc., la austeridad continúa, y los despidos y cierres de fábricas se suceden uno tras otro. La “Troika” (FMI + Comisión Europea + Banco Central Europeo) sigue estrangulando las economías de los países “periféricos” de Europa, como España o Grecia. El “crecimiento” de que hablan la Troika y los gobiernos, sólo existe en sus discursos y no en la vida cotidiana de millones de trabajadores y jóvenes.

En Francia, la situación, aunque todavía lejos de los niveles de Grecia, Portugal, Italia o España, se sigue deteriorando. El número de desempleados totales subió un punto más en febrero. A eso se agregan los nuevos recortes de presupuesto en salud y educación, con consecuencias como cierres de cursos en universidades y de servicios de sanidad (como maternidades, atención de emergencias, etc.).

Y esto es sólo el comienzo. Francia aún está “por detrás” del resto de Europa en desmantelamiento de derechos sociales y de los trabajadores. Entonces, Francia no es “competitiva” desde el punto de vista capitalista. El nuevo gobierno Valls está marcado por la necesidad de continuidad y empeorar el ajuste.

Una política económica para los patrones

Junto con la designación de Valls como “premier”, el discurso de Hollande después de las municipales es la continuidad de la política económica. Así, Hollande puso énfasis en el llamado “Pacto de Responsabilidad”, que implica la baja de las “cargas sociales” para las empresas.

Hollande sostiene el eterno discurso patronal: los trabajadores son demasiado caros. Así no se puede producir ni crear empleos. Sin embargo, muchas de las empresas que cierran fábricas y despiden venían haciendo ganancias. Algunas plantas pueden no ser “rentables” desde el punto de vista capitalista. Pero eso sólo prueba que la lógica del beneficio hace imposible el derecho de los trabajadores a una vida digna. Esas empresas podrían funcionar bajo control de los trabajadores y financiadas por el Estado.

Por último, hay un problema de fondo: los trabajadores no son un “costo”. Por el contrario, son los únicos que producen la riqueza que hace marchar a la economía y la sociedad. Son los accionistas parásitos, los PDGs que ganan millones y los políticos burgueses los que cuestan caro a la sociedad.

Pero el gobierno “socialista” se ubicó desde el inicio en el campo de los patrones. Y eso se confirma después de su derrota en las municipales. Ha gestionado un “Pacto de Responsabilidad” que es un regalo para los capitalistas que reciben beneficios sin compromiso alguno; por ejemplo, de no seguir con los despidos. Por el contrario, siguen destruyendo empleos e imponiendo condiciones de trabajo degradantes, mientras miles de millones de euros del Estado se transfieren a sus bolsillos al tiempo que se degradan los servicios públicos por falta de fondos.

Para “compensar” los regalos a la patronal, Hollande anunció reducciones de contribuciones de los trabajadores. Pero esta maniobra demagógica no cambia la degradación de su situación, que viene en descenso. Es que la baja de las contribuciones patronales deteriora todos los servicios sociales, incluyendo salarios familiares, jubilaciones, etc. Y esto no se compensa con una pequeña reducción de las contribuciones de los trabajadores.

El “primer polizonte de Francia” a la cabeza del nuevo gobierno

Manuel Valls se ganó ese título como ministro del Interior del gobierno “socialista”. Se caracterizó por una política racista y muy represiva de los migrantes sin-papeles y los roms (gitanos). El propio Valls se jactó que las expulsiones se mantuvieron al ritmo de los gobiernos de derecha.

Esto provocó estallidos de protestas, como en el caso de las expulsiones de los jóvenes roms Leonarda y Khatchik, que llevó a miles de estudiantes a la calle el año pasado. Lo de Leonarda y Khatchik fue sólo un ejemplo de la brutalidad a que están sometidos los jóvenes y estudiantes indocumentados. Valls defendió la actuación salvaje de la policía. Además, abundó en declaraciones racistas contra los gitanos, culpables de que “no quieren integrarse”.

Algunos pocos ministros de la “izquierda del PS” en el nuevo gabinete no son suficientes para ocultar esta realidad. Más bien están allí para camuflar este giro reaccionario, que trata de “competir” con la extrema derecha del Front Nationale en ver quién es más racista y xenófobo, títulos que el “socialista” Valls puede disputar a cualquier “facho”.

Todo esto ha dejado por fuera del gabinete a los “Verdes”, eternos lacayos de “izquierda” del PS. Pero no serán estos  “cortocircuitos” parlamentarios los que permitirán resistir la redoblada política reaccionaria del Hollande.