Nicolás Mestre
Se trataba de una fecha ampliamente esperada por tratarse del comienzo ‘formal’ del año, tanto en lo que respecta a las sesiones del parlamento como en lo concerniente al inicio del año en los centros de estudios, de secundarios y terciarios.
La semana comenzó con la convocatoria de los secundarios de la ACES y otras organizaciones a un gran “Mochilazo” estudiantil, los días miércoles 4 y jueves 5, que tuvo una amplia adhesión en todas las ciudades del país, particularmente en Santiago. Allí también se desarrolló una nueva convocatoria a una “Evasión” masiva al metro subterráneo de la capital, que fue registrada por distintos medios alternativos.
Durante la jornada los manifestantes utilizaron como espacio para plantear sus demandas diversas estaciones del metro, tanto en repudio a la violencia generalizada del Estado hacia la población, ordenado por el gobierno a través del Ministerio del Interior, como para plantear las sentidas demandas de una educación, salud, trabajo y viviendas de calidad y de acceso a la población. Así es como treinta estaciones del metro fueron cerradas por las autoridades.
Particularmente conflictivo ha sido el trato del gobierno con las comunas populares del Gran Santiago, donde los carabineros han desatado una cruda represión hacia la población, lo que ha generado una ola de protestas y enfrentamientos hacia las comisarías de la zona. Anteriormente se había registrado diversos episodios de abuso policial, golpizas, atropellos, gases lacrimógenos por doquier en lugares residenciales populares, donde viven niñas y niños, adultos mayores, sin la más mínima consideración por la salud de las personas.
El gobierno, sin ceder a la más mínima concesión de fondo a las demandas del pueblo, se había preparado para este mes aumentando la represión, estando ya en efecto las leyes anti barricadas, anti saqueos, y anti “el que baila pasa”, buscando incluso asesoramiento de policías de otros países para tales efectos. De hecho el día martes estrenó una nueva táctica de emboscada a jóvenes de la “primera línea” que se habían concentrado, deteniendo a decenas de jóvenes que a diario mantienen el fuego vivo de la protesta social.
La vieja política de la zanahoria y el garrote llevada a cabo por el gobierno, concediendo la apertura de un proceso democrático constituyente con un enjambre de trampas, y manteniendo intacto el actuar represivo que lleva decenas de muertos, miles de lesionados, y miles de jóvenes en prisión preventiva en el marco de las protestas, no ha podido detener el impulso ni la masividad de la protesta.
Con su flujo semanal, diariamente pero con mayor concentración hacia el fin de semana, se mantiene viva la llama de la movilización permanente. En el fondo, a pesar de que en el horizonte político se abre la posibilidad de un cambio en una nueva carta magna que dé un nuevo ordenamiento jurídico “democrático” al país, las mayorías, los explotados y oprimidos por el sistema, siguen viendo que el asfixiante capitalismo chileno ya no se soporta más. Sigue sin cuestionarse en el horizonte del poder político la razón de fondo del malestar y la rabia colectiva que continúa expresándose tras la rebelión del 18 de Octubre.