Nicolás Mestre
I
Una radiografía del estado actual de la política se dio la jornada del viernes pasado. Tres actos que dan cuenta de las fuerzas políticas activas en el país: tanto el gobierno, la oposición oficialista, como las organizaciones independientes realizaron actividades independientes.
El gobierno, cada vez con menos fuerza social, se remitió a dar un escueto discurso enfocado en la unidad nacional y en que la fecha tiene “distintas interpretaciones”. Muy distinto al enfoque del gobierno anterior de Piñera donde incluso denunció a los “cómplices pasivos de la dictadura”. Nada de eso ocurrió en el Palacio, donde, tras el cambio de gabinete, predominan los sectores ligados al pinochetismo en el gabinete.
Mientras eso ocurría al interior del Palacio, por fuera, la oposición oficialista liderada por el Partido Socialista y el Partido Comunista realizó una muy pequeña marcha, rodeada de una decena militantes, donde realizaron una ofrenda floral frente al monumento de Allende y luego ante la puerta de Morandé 80 (una calle colateral de La Moneda), en el cual reivindicaron la figura del presidente Salvador Allende y llamaron a ordenar filas de cara al Plebiscito de Octubre.
Sin embargo, lo más interesante y dinámico fue la marcha organizado por los sectores independientes, donde se encontraban organizaciones de derechos humanos no oficialistas, organizaciones de izquierda revolucionaria e independiente, y una multitud de jóvenes luchadores independientes. Aproximadamente mil personas se congregaron en Plaza Los Héroes y realizaron una romería hacia el Cementerio General. Marcha no autorizada, que fue fuertemente resguardada por un amplio contingente de policial, que impidió que la marcha pudiera pasar frente al palacio de gobierno.
Cabe destacar que a pesar, de que en todas las esquinas en las que circulaba la marcha independiente se encontraban piquetes de carabineros desplegados con nuevos carros lanza aguas y lanza gases, incluso cerrando la marcha había un carro lanza aguas. Es decir, una marcha completamente rodeada de fuerzas represivas llegó hasta el Cementerio General, donde se realizó un discurso en homenaje a los caídos en dictadura.
Destacó también, a diferencia de otros años, la reivindicación de libertad a los presos políticos, jóvenes luchadores sociales que participaron de la rebelión popular de Octubre de 2019. Hoy se encuentran en diversos penales de la región metropolitana, se les aplica la ley de seguridad interior del Estado, por lo cual aún sin mediar juicio se hayan con la medida cautelar de prisión preventiva.
La Coordinadora 18 de Octubre, que se encontraba presente en la marcha, ha señalado que a pesar de las apelaciones que se han hecho a dicha medida cautelar, la justicia las ha rechazado, estando aún miles de jóvenes a más de 10 meses de iniciadas las protestas, sin juicio, ni pruebas, presos por luchar contra las enormes desigualdades que existen en el país.
II
Por otra parte, durante la tarde del 11 de Septiembre, diversas organizaciones independientes convocaban a manifestarse en la Plaza de la Dignidad, sin una convocatoria unificada y con distintos horarios de convocatoria.
Antes de que se realizara la convocatoria, un inmenso despliegue policial se encontraba en el perímetro de la Plaza, piquetes de carabineros fuertemente armados en todas las esquinas, con decenas de carros, lanza aguas, lanza gases, que con la excusa de la pandemia impidieron que se realizara concentración alguna.
A pesar de eso, unas 700 a 800 personas se congregaron en las inmediaciones de la Plaza, con la intención de manifestarse, como era la tónica antes de la pandemia de covid-19, para expresar su descontento con el actual modelo político y económico.
En ese contexto se desplegó una fuerte represión contra los manifestantes, con detenciones ilegales de manifestantes pacíficos, lo que generó indignación entre los manifestantes que generó un duro enfrentamiento con las fuerzas represivas, cuyo objetivo en definitiva era resguardar el monumento de Baquedano, centro de las protestas desde Octubre de 2020, símbolo del descontento contra el sistema.
La provocadora actitud del gobierno hacia las organizaciones independientes durante toda la jornada del 11 de septiembre fue la mecha que encendió la indignación en distintos puntos de la capital donde siguieron los enfrentamientos con carabineros. En Villa Francia, Peñalolén, Quilicura, San Bernardo se registraron barricadas y enfrentamientos con las fuerzas represivas.
La jornada cerró con 108 detenidos a nivel nacional, la mayor parte concentrada en la Región Metropolitana de Santiago, muchos según la nueva estrategia de detenciones arbitrarias a manifestantes pacíficos, cuyo objetivo es disuadir y quebrar moralmente a las nuevas generaciones que salen a protestar no solamente por la Memoria, Verdad y Justicia, sino también por Dignidad, una consigna que remite a las diversas inequidades que ha generado el capitalismo chileno en las últimas décadas.
III
Al respecto, resulta importante para el movimiento social que surgió después de la rebelión de Octubre sacar algunas lecciones estratégicas de cara a los procesos que vienen.
En primer lugar, señalar que la llama de la rebelión sigue viva, a pesar de la enorme mediación que ha significado la pandemia de covid-19 que ha llevado al confinamiento de la población, además de las medidas de control social implementadas por el gobierno como es el Toque de Queda y el Estado de Excepción Constitucional, que da amplios poderes al Ejército en las calles, lo cual en nada ha contribuido al control de la pandemia, sino de la población movilizada.
Esa llama sigue viva, cientos de personas aún tienen el ímpetu de seguir en las calles expresando el malestar con el capitalismo chileno y sus desigualdades. Sin embargo, esa voluntad aún se expresa de un modo individual e inorgánico, sin coordinación que permita enfrentar de mejor modo el actuar represivo del Estado.
Es importante avanzar hacia la construcción tanto de organizaciones independientes que se manifiesten activamente, como de la necesidad de una coordinación de organizaciones combativas, en un frente anticapitalista que permita unificar las voces críticas hacia el actual sistema, de organizaciones de trabajadores, las mujeres y la juventud, y posibilitar la construcción de una alternativa a la degradación y barbarie que imprime el capitalismo en nuestras vidas y en el planeta.