Madrid: el PP arrasa en las elecciones pero no llega a la mayoría absoluta

Con una participación histórica, el PP revalida su primer puesto y previsiblemente gobernará con el apoyo de Vox. PSOE baja en representación, superado en votos por Más Madrid que consigue el segundo puesto, mientras Pablo Iglesias dimite al ganar únicamente tres escaños de más para UP. Ciudadanos no consigue ningún representante.

Xavi Posets

Las largas colas en los colegios electorales a primera y última hora de la jornada electoral han sido uno de los reflejos de estas elecciones: una máxima de participación histórica del 76,25%, superando 11,98 puntos a las anteriores elecciones de 2019. Una participación que no se ha visto mermada por la pandemia ni el hecho de votar en día laborable.

Fuente: La Vanguardia

Pero sin duda si algo hay que destacar es la victoria arrollante de la candidata del PP, que obtiene 65 escaños, 4 menos de la mayoría absoluta. Con su discurso trumpista, Isabel Díaz Ayuso ha sabido imponerse en unas elecciones convocadas por ella misma a dos años del inicio anterior mandato, en un movimiento táctico por salvarse de una moción de censura pactada por PSOE, UP y C’s, y cuando las encuestas le daban ventaja.

En segunda posición encontramos a Mónica García de Más Madrid, que supera a los “socialistas” en votos e iguala en escaños, 24. Esta subida de 4 diputados deja al partido en una buena posición para encabezar una oposición al gobierno de Ayuso, que volverá a ser disuelto dentro de dos años, según la normativa autonómica.

En tercera posición en votos y con la misma representación que Más Madrid ha quedado Ángel Gabilondo, del PSOE, que ante los peores resultados madrileños de la historia ha reconocido el batacazo de perder 13 escaños respecto 2019. Sin embargo, no ha tardado en remarcar que la Comunidad de Madrid no representa al conjunto del Estado español, como queriendo separar sus resultados electorales de la gestión de su partido en el Gobierno durante esta época pandémica.

Vox gana un diputado, quedándose en 13. Abascal ya ha anunciado el apoyo de su grupo de extrema derecha a la formación del futuro gobierno de Ayuso, si bien han señalado que no entrarán en él.

Finalmente Unidas Podemos defiende su posición e incluso aumenta en 3 su representación parlamentaria, con un total de 10 escaños. Sin embargo, el movimiento de Pablo Iglesias, el de dejar la vicepresidencia del Gobierno para batallar en estas elecciones autonómicas, no ha dado los resultados esperados para el líder de la formación morada, y ha decidido dejar la política institucional, dimitiendo de todos sus cargos y dejando un sabor amargo a quienes depositaron esperanzas en él y Podemos.

Estos son los resultados que deja una campaña exageradamente polarizada, con el lema de Ayuso de “comunismo o libertad” rivalizando con el de Iglesias “democracia o fascismo”. Unas proclamas que corresponden más bien a épocas pasadas, pero que a la vez generan y reflejan una polarización real (y no tan exagerada) en las calles, ejemplificado en las manifestaciones contra Vox en el barrio obrero de Vallecas. Si miramos los resultados, vemos como Ayuso y Casado han sabido rivalizar con Vox el eventual ascenso de la ultraderecha a base de copiar su discurso fascista, polarizante y vergonzoso mientras que el aumento significativo de los partidos por la izquierda dan reflejo de esta polarización.

No obstante, los resultados de los partidos que hoy conforman el gobierno estatal los dejan en mal lugar. Y es que en estas elecciones no solo se luchaba por la Asamblea de Madrid, sino que también era una defensa (o ataque) a la desgastada estabilidad de la Moncloa. Y en este caso PSOE y UP han salido perdiendo, pagando el precio de unas políticas que no han defendido los intereses de las clases trabajadoras y oprimidas. Ejemplos no nos faltan, como la no derogación de la reforma laboral, la persecución de personas migrantes o la represión a movilizaciones democráticas y de izquierda.

Queda por ver como acaba de traducirse estos resultados a nivel estatal, pero lo que queda claro es la necesidad de sacar a la derecha y a la extrema derecha de cualquier institución y lugar desde donde puedan llevar a cabo sus políticas racistas, xenófobas, machistas, liberales y anti-trabajadoras. Y confiamos en que el camino pasa por la organización en los lugares de trabajo, lugares de estudio y las calles para hacer valer nuestros derechos.