La pandemia no se detiene

A seis meses de su aparición pública y más de tres meses de haber sido declarado como pandemia el 11 de marzo por la OMS, el Covid-19 no se detiene.

Marcelo Buitrago

“Lo peor está por venir… aunque muchos países han hecho progresos, globalmente la pandemia se está acelerando”. (T. Ghebreyesus,Director General de la OMS, 29/06/2020)

“Hay una broma amarga que circula entre los expertos de las enfermedades infecciosas.Es breve: el siglo XIX fue seguido por el siglo XX, que fue seguido por el… siglo XIX.” (Alfred Crosby: La Pandemia olvidada de América, 1976)

10 millones y medio de casos oficiales  a nivel mundial, en 188 países, más de 500.000 muertos, un número diario creciente de contagios, con un pico de 191.000 el 26 de junio. Los contagios tardaron 40 días en duplicarse desde los 5 millones en mayo, la disminución del número de muertos diarios desde el pico de 8.500 el 17 de abril, a unos 5.000 a fines de junio, no alcanza a operar como una señal de declinación.

En abril, las muertes mundiales por el virus superaron los 100.000. Esa cifra luego subió a 250.000 a principios de mayo y  se ha duplicado en menos de dos meses.

La pandemia hace rato alcanzó una dimensión histórica, por lo que  nos lleva inevitablemente a compararla con los antecedentes de pandemias de influenza, desde que en 1930 se consiguió aislar el virus de la influenza en humanos, comprobando así que  es causada por un virus y no una bacteria: las pandemias de 1957, 1968 y 2009.

Las pandemias de 1957-68-2009 y la gripe española

En 1957, un nuevo virus de la influenza A (H2N2) apareció en el este de Asia, desencadenando una pandemia («Influenza asiática»). Se originó de un virus de la influenza aviar A y se reportó por primera vez en Singapur, en febrero de 1957; en Hong Kong en abril de 1957 y en las ciudades costeras de los Estados Unidos en el verano de 1957. La cantidad estimada de muertes fue de 1.1 millones a nivel mundial y 116.000 en los Estados Unidos.

La pandemia de 1968 fue causada por el virus de la influenza A (H3N2) de un virus de influenza aviar A. Apareció por primera vez en  Estados Unidos en septiembre de 1968. La cantidad estimada de muertes fue de 1 millón a nivel mundial y alrededor de 100.000 en Estados Unidos. El virus H3N2 sigue circulando a nivel mundial como un virus de la influenza A estacional.

En la primavera del 2009, surgió un nuevo virus de la influenza A (H1N1). Fue detectado primero en los Estados Unidos y se propagó rápidamente por todo el país y el resto del mundo. Desde  abril del 2009 hasta abril del 2010, los CDC estimaron que hubo 61 millones de casos de influenza  y 12.469 muertes en Estados Unidos a causa del virus.Además, seestima que entre 150.000-575.000 personas en todo el mundo murieron a causa de la infección durante el primer año que circuló el virus.Un gran porcentaje  de las muertes relacionadas ocurrió entre personas menores de 65 años, lo que difiere en gran medida de una epidemia de influenza estacional típica, durante la cual se estima que la gran mayoría de las muertes ocurre entre personas de 65 años de edad en adelante.

El impacto en la población mundial durante el primer año fue menos grave que las pandemias anteriores. Los cálculos estimados de la mortalidad por influenza pandémica oscilan del 0,03% de la población mundial durante la pandemia de 1968 a entre el 1 y 3% de la población mundial durante la pandemia de 1918. Se estima que el 0.01% de la población mundial falleció a causa de la pandemia de 2009  durante los 12 primeros meses que circuló el virus.

El 10 de agosto del 2010, la OMS anunció el fin de la pandemia de influenza H1N1 del 2009. Sin embargo, el virus sigue circulando como virus de la influenza estacional y causa hospitalizaciones y muertes cada año a nivel mundial.

Influenza Muertes mundiales Muertes EEUU Mortalidad mundial
1957 H2N2 1.100.000 116.000 —–
1698 H3N2 1.000.000 100.000 0,03%
2009 H1N1 150.000-575.000 12.500 0,01%

Fuente CDC Estados Unidos (Centro de Control de Enfermedades)

Como podemos observar, la actual pandemia ya causó más muertes en Estados Unidos que todas las anteriores, y si bien no es el caso a nivel mundial, la respuesta ensayada por la mayoría de los países a través de cuarentenas masivas a niveles inéditos en la historia moderna, fue lo que evitó la multiplicación de muertes, según la opinión de la inmensa mayoría de los expertos. Lo que sigue entonces es retroceder a lo que Alfred Crosby llama “La Pandemia Olvidada de América: la Influenza de 1918”, fue la pandemia más grave de la historia reciente,  causada por el virus H1N1 con genes de origen aviar. Si bien no hay un consenso universal respecto de dónde se originó el virus, se propagó a nivel mundial durante 1918-1919.  En Estados Unidos se detectó por primera vez durante la primavera de 1918, entre el personal militar. Se calcula que alrededor de 500 millones de personas o un tercio de la población mundial se infectó con este virus. La cantidad de muertes estimada fue de al menos 50 millones a nivel mundial y 675.000 en Estados Unidos.

La cantidad de personas que murió durante la pandemia de 1918 superó la cantidad total de muertes de militares y civiles como resultado de la Primera Guerra Mundial.

La alta tasa de mortalidad en personas sanas, incluido el grupo etario de 20-40 años, fue una característica exclusiva de esta pandemia. Aunque el  virus H1N1 del 1918 ha sido sintetizado y evaluado, las propiedades que hicieron que fuera tan devastador no están claramente definidas. Sin vacunas para protegerse contra la infección por la influenza y sin antibióticos para tratar infecciones bacterianas secundarias que pudieran estar asociadas a las infecciones por influenza, los esfuerzos de control a nivel mundial se limitaron a intervenciones no farmacéuticas como aislamiento, cuarentena, buenos hábitos de higiene personal, uso de desinfectantes y limitaciones de reuniones públicas, que se implementaron de manera desigual.

La gravedad de este virus único desconcertó a los investigadores durante décadas y generó preguntas tales como: «¿Por qué fue tan mortal el virus de 1918?», «¿Dónde se originó el virus?» y «¿Cuál es el aprendizaje de la comunidad de salud pública del virus de 1918 para prepararse mejor y defenderse de futuras pandemias?» Y a pesar que el  CDC de Estados Unidos realizó la proeza  científica de secuenciar sus genomas y recrear el virus perdido de 1918 en un entorno de laboratorio, esta nueva pandemia viene a poner el acento de lo que muchos biólogos como Rob Wallace han expresado:“El avance sin límites ni planificación alguna sobre los ecosistemas está liberando virus y/o bacterias ancestrales, encerrados durante cientos de miles sino millones de años en determinadas especies que se trasmiten a unos humanos no preparados para ellas”. Es decir, que no hay “Salud Pública” que pueda arreglar el producto del desarrollo capitalista del mundo y su ruptura del metabolismo con la naturaleza.

Nos encontramos en un punto entonces superior al de las pandemias conocidas, sin llegar a la catástrofe de la llamada gripe española, que se terminó perdiendo  como una ola en el mar. Ahora que los medios muestran la apertura parcial de fronteras de la Unión Europea y la vuelta a las actividades, y se plantea el interrogante de si el virus se ha vuelto “menos agresivo”, ya que el número de muertos no aumenta en proporción al aumento de casos a nivel mundial, es necesario decir que eso puede ser cierto, o no. Puede ser que las medidas de distanciamiento social, de higiene y lo aprendido en estos meses estén dando resultado, sin que el virus esté en retirada. O puede ser también que se repita el desarrollo de la gripe española y sus tres “olas”.

Primera ola primavera 1918    Segunda ola otoño 1918  Tercera ola invierno-primavera 1919

CDC Estados Unidos. Muertes. Primavera marzo-junio Otoño setiembre-diciembre

Nadie puede dar una respuesta hoy con rigor científico: hacen falta estudios, pruebas y seguir observando la dinámica del fenómeno. La esperanza irresponsablemente alentada en una rápida vacuna ha llevado a que, según una encuesta reciente, el 30% de la población de Estados Unidos sea reacia a su aplicación, y no por anti-vacunas, sino porque “no comen vidrio”, y  creen que el apuro alentado por Trump va a violar todas las normas de seguridad necesarias.

La peor alternativa entonces es dejarse llevar por la expectativa de los capitalistas: demos vuelta la página lo más pronto posible y que vuelva el reino de la ganancia.

Estados Unidos: Más de 10 veces de los casos informados

El número de nuevos casos de virus en los Estados Unidos ha aumentado un 80 por ciento en las últimas dos semanas, según una base de datos del New York Times.El Dr. Anthony Fauci advirtió en su exposición ante el Senado que Estados Unidos podría ver 100.000 nuevos casos al día, citando oleadas que ponen a «todo el país en riesgo». Es que a mediados de mayo se empezaron a levantar las débiles restricciones yjunio fue un punto de rebote para el coronavirus.  A medida que los casos en el Noreste cayeron, aumentaron en el Sur y el Oeste. Más de 800.000 nuevas infecciones fueron reportadas en el transcurso del mes, lideradas por Florida, Arizona, Texas y California, con lo que el total confirmado de la nación a poco más de 2.600.000 casos  y desde el 25 de junio los casos superan los 40.000 por día, llegando a los 44.700 el 27/6;  sólo el 6 de abril el país había superado los 40.000 casos diarios. Nueva York,que registró sólo 5 muertes el domingo, ahora quiere imponerles cuarentena a los que llegan de esos estados, y ya Florida y California han tenido que retroceder en sus aperturas mientras registran día tras día record de casos diarios.

Mientras el gobierno sigue negando la pandemia, afirmando que las reaperturas en muchos estados no estaban causando los aumentos bruscos en los casos de coronavirus, sino que el aumento de las pruebas descubría más y más infecciones, el Presidente de los CDC afirma que “El número de infecciones por coronavirus en muchas partes de los Estados Unidos es más de 10 veces mayor que la tasa informada”, ya que sin pruebas más amplias, decenas de personas infectadas pasan desapercibidas y hacen circular el virus. El análisis también destaca “las grandes disparidades entre diferentes partes del país, y la importancia no sólo de suficientes pruebas, sino también de la capacidad de laboratorio. En Arizona (uno de los nuevos focos), el retraso está demorando los resultados de las pruebas entre cinco y seis días.”

Como refleja el gráfico de nuevos casos diarios,Estados Unidos volvió a ser el centro de la pandemia desplazando a Brasil, y no porque ésta haya dejado de crecer, sino porque el crecimiento de su curva vuelve a ser explosivo. Más de una cuarta parte de todas las muertes conocidas se han producido en los Estados Unidos, que tiene sólo menos del 5% de la población mundial.

También se advierte el crecimiento de India, que presenta el tercer mayor número de nuevos casos diarios, donde según estimaciones, es probable que la gripe  española haya matado a 20 millones de personas; India avanzó con la reapertura de la vida pública a pesar de los elevados conteos de casos, y las autoridades están explorando si tratar de evaluar a toda la población de Nueva Delhi, casi 30 millones de personas, para identificar mejor la magnitud del brote.

Finalmente, la trayectoria divergente de la Unión Europea, que no compensa lo que pasa en el resto del mundo.

A diferencia de la época de la gripe española, tenemos un sistema de vigilancia mundial de pandemias, tenemos la Organización Mundial de la Salud, que está atenta a nuevas epidemias de gripe y nuevas cepas de virus, sistemas como el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Japón, los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos. Tenemos  vacunas, avances científicos, hospitales, respiradores, pero también tenemos el sistema capitalista que destruye la naturaleza y la vida en función de las ganancias. La mejor vacuna para la humanidad, para esta pandemia y las que inevitablemente vendrán si continúa en pie, será su reemplazo por un mundo sin explotación ni opresión, en una relación orgánica con  la naturaleza.